Al comprar unos zapatos o un ordenador nuevo, es habitual encontrarse en la caja unas pequeñas bolsas, como pequeños sobres de azúcar, que contienen gel de silicato. Esta sustancia suele ser introducida en esos envases para poder captar la humedad del entorno y proteger los bienes a los que acompañan, que muchas veces pueden sufrir oxidaciones o perder su calidad debido a una atmósfera desfavorable.
Casi todo el mundo tira las bolsas sin miramientos. Del mismo modo que se deshecha el poliespan o los trozos de papel que hay dentro de los zapatos nuevos y que están ahí para que no pierdan la forma. Pero no debería ser así, porque puede ser muy útil.
El gel de silicato es una forma granular y porosa de dióxido de silicio fabricado sintéticamente a partir de silicato sódico. Y no solo sirve para las zapatillas o para los componentes electrónicos. Se puede utilizar en todas estas circunstancias.
Eliminar el mal olor de la ropa
Si tras un día de lluvia llegamos a casa con la ropa empapada, o si hemos tenido que tender en una habitación cerrada, es normal que los jerseys o los pantalones huelan a humedad. Esta desagradable circunstancia puede ser remediada si guardamos las prendas en un cajón en el que haya varias bolsas de silicato. Y lo mismo ocurre si vamos de viaje a un lugar muy lluvioso: si en la maleta repetimos el truco, todo lo que haya en ella olerá mejor.
Documentos y libros
Las hojas de papel absorben la humedad y se deforman por ello. Es habitual que se de hinchen, se doblen o aparezcan ondulaciones. Para evitarlo, nada mejor que guardarlos en un lugar con varias bolsas de gel de silicato, que ‘desinflarán’ los volúmenes y harán que mantengan su forma original.
Lentes de cámaras y móviles mojados
Una de las mayores pesadillas de los fotógrafos son las lentes empañadas por dentro. Aunque las cámaras suelen estar fabricadas para evitar esta desagradable circunstancia, cualquier mínima rendija hará que la humedad se cuele por el interior del aparato, rebajando la calidad de las fotografías tomadas. Pero si colamos un para de bolsas al estuche en donde se guarda la cámara, no sufriremos esta situación.
Lo mismo ocurre con los teléfonos móviles mojados. Hay que olvidarse del truco de sumergir el gadget mojado en arroz -que también quita humedad- y optar por el silicato, que es mucho más efectivo: un montón de bolsitas en un tupper (o en un tarro) junto al móvil y a esperar a que se seque.
Más usos
Si vamos al gimnasio antes de trabajar y llevamos la ropa sudada o la toalla mojada en una bolsa, podremos vivir mucho mejor con las bolsitas como compañeras. Además, previenen la aparición de moho o la proliferación de bacterias. Si queremos guardar un álbum de fotos y queremos que la humedad no se coma nuestros recuerdos, también podemos colocar un para de bolsas entre las páginas. Otro truco muy útil consiste en usarlas en los parabrisas empañados por la humedad.