Barack Obama ha rechazado construir el megaoleoducto KeystoneXL proyectado para trasladar petróleo desde la frontera con Canadá hasta el Golfo de México, dando una importante victoria a los defensores del medioambiente. El presidente de Estados Unidos ha comunicado su decisión este viernes desde la Casa Blanca tras una reunión con el secretario de Estado, John Kerry.
“Keystone no sirve a los intereses de Estados Unidos”, declaró Obama. El presidente aseguró que tras una revisión “exhaustiva” por parte del Departamento de Estado, Kerry le había comunicado que no puede respaldarlo.
El proyecto, al que ya había renunciado la Casa Blanca, estaba pendiente de recibir la última recomendación por parte del Departamento de Estado y ha sido objeto de continuas campañas de organizaciones ecologistas en su contra. El presidente Obama ya había manifestado anteriormente que solo daría luz verde a su construcción si contaba con las garantías suficientes de que no contribuiría al cambio climático.
“Si queremos prevenir los peores efectos del cambio climático antes de que sea demasiado tarde, el momento de actuar es ahora”, dijo Obama, que enmarcó su decisión dentro de la serie de medidas impulsadas por su Administración para la protección del medio ambiente. El presidente calificó el debate en torno al oleoducto como un “símbolo” y con esta decisión puede lograr que Estados Unidos consolide su liderazgo en materia del clima ante la próxima Cumbre del Clima, que se celebrará en diciembre en París.
El proyecto de Keystone consistía en completar la construcción de una infraestructura de más de 2.700 km. para trasladar una variedad de petróleo considerada altamente contaminante y que se obtiene a partir de materiales bituminosos, una arena densa que dificulta su producción en Canadá. Para abaratar y facilitar su producción, Estados Unidos planteó trasladarlo hasta el Golfo de México, donde sí cuenta con refinerías preparadas. Los ecologistas siempre rechazaron el plan porque, además de reforzar la dependencia de energías fósiles, las tuberías debían atravesar espacios protegidos.
Este viernes, Obama detalló las razones por las que ha dicho no al proyecto y ofreció una alternativa a cada una de ellas. El presidente argumentó que Keystone “no hará una contribución importante a nuestra economía a largo plazo”, tampoco serviría para reducir el precio de la gasolina ni aumentaría la seguridad energética del país. A cambio, propuso sacar adelante el proyecto de ley que quiere renovar las infraestructuras del país y al que atribuye la capacidad de crear 30 veces más puestos de trabajo que Keystone, así como profundizar en las reformas orientadas a reducir la dependencia de Estados Unidos de las energías fósiles y apostar por las renovables, como las que ha anunciado la Administración demócrata en el último año.
Keystone ha sido el centro de un intenso debate en Estados Unidosdesde su presentación en 2008. La Casa Blanca aseguró siempre que basaría su decisión en las recomendaciones del Departamento de Estado pero, en una trayectoria paralela, el oleoducto sí logró avanzar impulsado por los legisladores republicanos.
La Cámara de Representantes, aprovechando la recién estrenada mayoría republicana tras las legislativas de 2014, aprobó el proyecto el año pasado. Poco después superó la votación en el Senado por apenas un voto, pero al llegar a la mesa de Obama en el Despacho Oval, chocó con el veto del presidente el pasado mes de febrero. Desde entonces, el proyecto estaba pendiente de la última palabra, la de John Kerry. El secretario de Estado comunicó su decisión final a Obama este viernes en una reunión en la Casa Blanca.
Varios candidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos han prometido que desarrollarán el proyecto si llegan a la Casa Blanca en 2016. El senador de Florida Marco Rubio prometió revocar las políticas de Obama y acusó al presidente de “priorizar las demandas de los ecologistas radicales ante la seguridad energética del país. El también senador Rand Paul declaró en Twitter que el presidente “ha bloqueado una vez más la creación de empleo y el progreso” mientras que el nuevo portavoz de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, ha añadido que la decisión supone “negar la voluntad del pueblo americano y la mayoría bipartita del Congreso”.
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