El papa ha defendido la educación sexual con un “sano pudor” y, al mismo tiempo, ha criticado la definición de “sexo seguro” que, señala, “transmite una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural”.
“Es difícil pensar la educación sexual en una época en que la sexualidad tiende a banalizarse y a empobrecerse”, señala el pontífice en su nueva exhortación apostólica sobre la familia, “Amoris Laetitia”, publicada hoy.
En un capítulo titulado “Sí a la educación sexual”, Francisco reivindica que la educación sexual de los jóvenes “solo podría entenderse en el marco de una educación para el amor, para la donación mutua”.
“La educación sexual brinda información, pero sin olvidar que los niños y los jóvenes no han alcanzado una madurez plena. La información debe llegar en el momento apropiado y de una manera adecuada a la etapa que viven”, recomienda el papa.
Y agrega: “No sirve saturarlos de datos sin el desarrollo de un sentido crítico ante una invasión de propuestas, ante la pornografía descontrolada y la sobrecarga de estímulos que pueden mutilar su sexualidad”.
Francisco considera que “hace falta ayudarles a reconocer y a buscar las influencias positivas, al mismo tiempo que toman distancia de todo lo que desfigura su capacidad de amar”.
El papa señala que “una educación sexual que cuide un sano pudor tiene un valor inmenso, aunque hoy algunos consideren que es una cuestión de otras épocas”.
“Sin el pudor podemos reducir el afecto y la sexualidad a obsesiones que nos concentran solo en la genitalidad, en morbosidades que desfiguran nuestra capacidad de amar y en diversas formas de violencia sexual que nos llevan a ser tratados de modo inhumano o a dañar a otros”, añade.
Asimismo Francisco arremete contra la expresión “sexo seguro” ya que, en su opinión, “transmite una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad, como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que protegerse”.
“Así se promueve la agresividad narcisista en lugar de la acogida. Es irresponsable toda invitación a los adolescentes a que jueguen con sus cuerpos y deseos, como si tuvieran la madurez, los valores, el compromiso mutuo y los objetivos propios del matrimonio”, considera.
Y continúa: “De ese modo se los alienta alegremente a utilizar a otra persona como objeto de búsquedas compensatorias de carencias o de grandes límites.
En la exhortación también aborda el tema de la virginidad, que es en su opinión “una forma de amar”.
“La virginidad tiene el valor simbólico del amor que no necesita poseer al otro, y refleja así la libertad del Reino de los Cielos. Es una invitación a los esposos para que vivan su amor conyugal en la perspectiva del amor definitivo a Cristo”, considera el papa.