Pese a las disposiciones de Obras Públicas en el rescate de la parte baja de los elevados de las vías troncales de la capital, estos espacios continúan siendo agredidos y sus mecanismos de protección burlados por indigentes que hacen de estas áreas sus albergues. Durante un recorrido por varios elevados, iniciando en la entrada de Los Alcarrizos, Autopista Duarte, recorriendo la John F. Kennedy y la 27 de Febrero culminando en la Padre Castellanos con Duarte, el Caribe constató como estos espacios se convierten en casas de vagabundos y en vitrinas de comercio informal.
Otra forma de agresión se presenta debajo del elevado de la John F. Kennedy, que conduce a la avenida Winston Churchill. Las barandas dispuestas allí para la protección de estas áreas, donde también descansan las columnas que soportan la infraestructura vial, están parcialmente destruidas, a causa de los impactos de accidentes automovilísticos.
El estado de deterioro de las mallas ciclónicas es el mismo en ambas direcciones. Es el único elevado en la Kennedy y de la autopista Duarte que mantiene un área verde. La agresión a estos mecanismos de protección se repite en el elevado de la avenida 27 de Febrero con mayor notoriedad, próximo al Colegio Don Bosco, cercano a las calles 30 de Marzo y Juan de Morfa.
El Ministerio de Obras Públicas ha optado por la construcción de pirámides de concretos en la parte baja de los elevados levantados en estas vías, con el objetivo de evitar que sean ocupados. Sin embargo, estas medidas no frenan la problemática. No obstante, los indigentes continúan arrabalizando estos espacios públicos, al instalar casitas de cartón y otras pertenencias. Mientras los enajenados mentales que ocupan la parte baja de los elevados son bien conocidos por transeúntes y conductores.
De los elevados ubicados en todo el trayecto, desde la entrada de Los Alcarrizos hasta la Churchill, este medio verificó que el único elevado que no estaba ocupado por indigentes es el que se ubica entre la autopista Duarte con avenida Monumental.
Lugares inseguros
Estos indigentes no sólo se exponen a las variaciones climáticas también a ser atropellados por los vehículos que circulan en ambas direcciones.
El caso que más llama la atención se observa debajo del elevado de la John F. Kennedy con Doctor Defilló. Un enajenado mental se anida en un soporte aplanado sostenido entre dos columnas.
Allí tiene instalado un colchón y le sobra espacio para colocar cuidadosamente varias muñecas y otros juegos.
Sólo en el largo elevado de la 27 de Febrero, elCaribe contabilizó tres indigentes en menos de 10 metros. Las puertas, en material de mallas ciclónicas, que mantenían el lugar protegido, ya no están.
Arrabalización como ingreso
Hay otro tipo de arrabalización desarrollado en la parte baja de algunos elevados. A diferencia de los ya descritos, éste mueve dinero generado por un comercio informal. La mejor representación se ilustra en el elevado de la 27 de Febrero, donde hasta las columnas son utilizadas para colgar zapatos y exhibir ropas nuevas y de medio uso.
Un caso similar se evidencia en el elevado de la Máximo Gómez, próximo a la Nicolás de Ovando, el espacio sirve de cobija a venduteros que comercializan la más variada gama de mercancías en la isleta que divide los carriles.
Ofertan desde distintos rubros hasta aparatos tecnológicos. El comercio se desempeña frente a dos destacados establecimientos comerciales.
Comercio más organizado
Como ejemplo de organización está el elevado de la Duarte con avenida Padre Castellanos, donde se construyó la Plaza Galería Duarte. Debajo de este viaducto encontrarás desde servicio de impresión hasta una cama para niños. Aunque en menor proporción, este espacio no ha escapado de la arrabalización de un colorido mercado de ropas establecido a la intemperie.
No es la única infraestructura vial, en cuyo espacio inhabilitado al tránsito se han construido locales con fines comerciales. Debajo del puente Duarte, que comunica al Distrito con la Zona Oriental opera un centro de acopio de reciclaje.
Pero el estado de inseguridad que impera trastorna cualquier actividad. Cecilia Matías, residente en el sector Borojol, manifestó que los asaltos debajo del puente Juan Pablo Duarte están a la “orden del día”. Explicó que es frecuente escuchar en la zona testimonios de personas que fueron agredidas con el propósito de despojarlas de sus pertenencias.
Alcaldía dice no tiene vigilancia
elCaribe buscó una reacción de una autoridad de la Alcaldía del Distrito Nacional. El director de Comunicaciones de este ayuntamiento, Omar Liriano, explicó la labor que realiza, como entidad a la que le corresponde velar por los espacios públicos. Dijo que ha retirado varios indigentes de la parte baja de los elevados, pero estos vuelven a ocuparlos. “Esta semana el cabildo retiró tres indigentes, pero ellos vuelven y se colocan. El problema es que el Ayuntamiento no tiene para dejar una guardia ahí” Aseguró que es de gran interés para el cabildo erradicar la problemática que va en detrimento de los espacios públicos. “La idea es que cuantas veces se pongan ahí retirarlos, porque nosotros no tenemos el personal policial para evitar que se coloquen ”. Lamentó que la Alcaldía se mantenga en la tarea de retirar indigentes. Consideró que la solución está en “la necesidad de desarrollar la Ley de Capitalidad, la cual dará al cabildo la competencia de la seguridad y del drenaje, como ocurre en todas las capitales del mundo”.
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