El intrincado debate sobre la proliferación de armas de fuego, su porte y tenencia ilícito; el desarme, el curso del proyecto de Ley de Armas, ahora en el Congreso; y el endoso de una cifra alarmante de 20,445 homicidios ocurridos durante los últimos 15 años, forman un cuadro de elementos clave que podrían marcar este año el destino de la seguridad ciudadana, bajo la que se cobijan los afanes de convivencia de la población.
Del desenlace de la discusión de estos temas depende la paz de las familias dominicanas.
El tema sigue acaparando el interés público, y un colectivo abarcador de segmentos sociales sigue firme en sus reclamos por acabar con un fenómeno que cada día, según las estadísticas, aumenta el número de víctimas fatales.
Las confesiones de miedo a caer víctimas del crimen o el ataque de asalto de malhechores son incesantes en la población, algo que el gobierno parece decidido a revertir en convivencia social a través de un plan que implica la presencia combinada de militares y policías, que ya están desplegados en barrios y sectores residenciales.
Ante manifestaciones de presión por medio de denuncias constantes de vecindarios castigados por bandas organizadas de criminales y bandidos que atropellan, matan y asaltan a plena luz del día, las autoridades afirman estar respondiendo con acciones de las que en algunos lugares los vecinos lo admiten y otros lo cuestionan.
Las vecindades diseminadas en el Gran Santo Domingo, el Distrito Nacional y el resto de las provincias del país, han advertido, durante muchos años, sobre el estado de riesgo que transitan sus vidas, bajo miedo o desconfianza en las instituciones del Estado, de las que critican su bajo rendimiento en la lucha contra el flagelo.
Colocada entre la encrucijada de luchar, huir o resignarse a morir, tres vías de respuestas inevitables ante una posibilidad de daño, ataque o amenaza a sus vidas, los ciudadanos buscan la mejor forma de sobrevivir ante las amenazas de la delincuencia.
El cansancio por los crímenes, robos y asaltos callejeros en residencias, escuelas, iglesias, centros comerciales y otros tantos negocios, ha desfigurado las formas de vida y armonía de las familias en los asentamientos humanos.
Mientras tanto, el gobierno afirma estar siguiendo con atención los movimientos de la delincuencia en todo el territorio a través del Observatorio de Seguridad Ciudadana, creado mediante el decreto 358-12 y activado en julio de 2014, con el fin de “recabar, consolidar, procesar y analizar información delictual del país, con la finalidad de orientar y apoyar acciones y políticas de prevención, reducción y control de la criminalidad y la violencia”.
La espera de la gente por acciones definitivas para recuperar los espacios despojados por la delincuencia, que se impone con la violencia del poder de fuego de sus armas, desde cortas hasta fusiles de combate militar, pasa de emociones a angustia al observar retrasos en los planes para una solución. Desde el alma de los hogares de familias, los centros de trabajo, los negocios, pasillos de oficinas, las vías públicas, foros públicos y actos masivos, los ciudadanos discuten el tema y muestran interés por ayudar a recomponer el tejido social destruido por una delincuencia que amenaza con expandirse y aumentar el miedo y la criminalidad.
Oficiales orientan sobre ataques
Profesionales con vasta experiencia en cuestiones de seguridad, unos retirados y otros activos en las ramas militares y policiales, orientan a los ciudadanos, como colaboración para protección y resguardo de sus vidas ante eventuales ataques o asaltos de delincuentes.
Un código de conducta elaborado por el coronel Ramón Alcides Rodríguez Veras, recogidas en su “Manual de protección ciudadana, la ciudadanía en la prevención del crimen”, instruye sobre medidas de protección personal y del hogar, por medio de una guía contra la amenaza de la delincuencia y la inseguridad.
Ante el alto número de personas que cada año se agregan a la lista de homicidios con armas de fuego, en muchos casos durante atracos, el oficial Rodríguez Veras recomienda a los ciudadanos, para evitar ser víctimas de atracos y proteger sus vidas, observar rasgos y datos que luego pueden ayudar a atrapar a los delincuentes.
En efecto, exhorta a observar el tipo de vehículos, número de placa y marca, color del asaltante, aproximación de edad, peso y estatura, tipo, largo de pelo y barba o bigote, clase y detalles de la ropa, marcas raras, cicatrices y tatuajes.
También prendas usadas, como anillo, reloj, máscara, careta, pasamontaña, careta de media, forma de hablar y caminar, y tipo de armas usadas. En otros casos sugiere no salir solo de noche, evitar dar “bola” a extraños, no parar para observar incidentes o accidentes, estacionar los vehículos en áreas vigiladas y no dejar en los vehículos las llaves de la casa u oficina, ni documentos que lo identifiquen e informen de su domicilio. Otros veteranos oficiales de Policía aconsejan, en caso de desencadenase una balacera durante acciones delictivas, resguardarse en un lugar seguro, como detrás de un muro de concreto o de una pared. En caso de estar en un lugar abierto, tírese inmediatamente al piso, con sus manos sobre la cabeza, evitando el contacto con los agresores. Si logra escapar y está lejos del hecho, llame a la policía y ofrezca la información.
Los atracos
Ante una situación de atracos, muchos ciudadanos han sido asesinados al hacer resistencia al o los atracadores. La sugerencia es mantener la calma en todo momento, hacer que el agresor se sienta en control de la situación, obedecer sus instrucciones con movimientos suaves, no poner resistencia y entregar los objetos que les piden.
No transmitir enojos o sentimientos de venganza ni despojar de su arma al delincuente, no responder a sus agresiones físicas contra usted o sus acompañantes, y si nota que el ladrón está drogado o alcoholizado haga las cosas con mucha calma y movimientos suaves, informándole siempre lo que realizará.
Ante el alto número de personas asesinadas a tiros durante asaltos, el coronel Rodríguez Veras dice que “los asaltantes a mano armada caen dentro de muchas clasificaciones; algunos asaltan sólo bancos, bombas de gasolina, agentes de cambio, colmados, tiendas de licores, ancianos, minusválidos, mujeres”,
Agrega que algunos delincuentes amenazan con armas de fuego y blancas, y algunos con instrumentos contundentes. “Casi siempre actúan en calles y callejones oscuros de urbanizaciones y barrios populosos, también en las áreas cercanas a las estaciones de autobuses. Es muy importante conocer el modo de operar de cada salteador, porque cada uno se apega a su propio método y lo que él le dice a la víctima suele ser la clave de su identidad”, añadió.
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PREPARADOS PARA LAS EVENTUALIDADES
Según el coronel Ramón Alcides Rodríguez Veras, el peligro de ser víctima de un robo o asalto en la calle varía de un lugar a otro. Ante eso, sugiere que se camine en sentido contrario a la circulación de los vehículos, lo más alejado posible de las vías. Lleve su bolsa, portafolio o cartera hacia el interior de la acera, de manera que pueda evitar los “tirones”.
Durante recorridos diarios aconseja recordar la ubicación de los edificios donde haya vigilantes o policías, llevar sólo el dinero necesario y distribuirlo en sus bolsillos, y no cargarlo en el bolsillo trasero del pantalón.
Lo aconsejable es que las personas que caminan por la calle, eviten llevar prendas en exhibición. Si porta alguna prenda, trate de no distraerse mirando escaparates, sobre todo si escucha algún ruido de motocicleta que se acerca.
Crimen organizado
Está conformado por individuos ligados a las mafias del narcotráfico, secuestro, tráfico ilícito de seres humanos, robo de automóviles, lavadores de dinero, extorsión, fraude, falsificación, robo con fuerza, y otros.
Delincuencia menor
Este es el tipo de delincuencia a la que los ciudadanos le tienen más miedo: asalto a transeúntes, violación, robo de bienes y artículos menores, robo a casas, vehículos, vandalismo.