Según la agencia antidrogas de EE.UU., DEA, la marihuana es narcótico de categoría schedule 1, lo que significa que tiene mayor potencial de abuso o consumo adicitvo que la cocaína o las metanfetaminas, y podría producir dependencia psicológica y física severa.
Pero la marihuana no sería tan dañina como dos sustancias legales: el alcohol y el tabaco.
Un 68 % de los consumidores de tabaco y 23% de quienes beben alcohol eventualmente desarrollan una dependencia, comparados con solo 9% de quienes fuman marihuana.
Aunque los Centros del Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. vinculan 88.000 muertes al consumo de alcohol cada año y 480.000 por consumo de cigarrillos y humo de segunda mano cada año en ese país, los efectos de la marihuana en la salud —aunque poco estudiados— son menos graves.
No obstante, la marihuana puede afectar los cerebros en desarrollo. Estudios muestran que los adolescentes que consumen marihuana a veces tienen menos puntajes en exámenes de coeficiente intelectual y que la marihuana puede aumentar los problemas psiquiátricos.
Así que, cuando se se trata de consumo legal responsable, está bien la política con el alcohol: hay que esperar a ser mayor de edad.