RD presenta oferta turística en la Feria de Propiedades de Lujo de Pekín

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Un hombre despliega un catálogo con viviendas de lujo durante la Muestra Imbuebles de Lujo Pekín 2016, hoy, 22 de abril de 2016.

La posibilidad de obtener permisos de residencia mediante la compra de propiedades -como el «visado de oro» de España-, invertir en sectores inmobiliarios más rentables o, simplemente, darse un capricho, son algunos de los atractivos de la Feria de Propiedades de Lujo que comenzó hoy en Pekín.

«Invierte en España y obten tu ‘golden visa’ (visado de oro)», es el eslogan con el que la Asociación España-China de Inversión Inmobiliaria (SCA) presentó hoy su stand en la feria pequinesa, celebrada en un hotel del grupo chino Wanda.

«No había visto nunca una feria que estuviera así a la hora de empezar», dijo a Efe Javier Cañadas, miembro de SCA, y añade que «hay mucha gente que está dispuesta a invertir importantes sumas de dinero para obtener el visado».

Lo suscribe su compañera, Tetyana Sydorenko, quien enfatiza que «la propiedad no es lo que más interesa, sino el visado, y suele ser para tener acceso a mejor sanidad, educación para los niños o para el futuro, cuando se hagan mayores».

Mientras, una clienta se acerca al mostrador español, el único de una feria a la que asisten decenas de países de todo el mundo, desde el vecino Singapur a paraísos, terrenales y fiscales, como las Bahamas o las islas Mauricio.

Se presenta como Leni, es agente inmobiliaria y subraya que su objetivo es, sin duda, «conseguir el visado de oro», que además le abre la puerta a Europa.

Al explicar por qué, Leni prácticamente repite a Efe el argumento del representante de SCA: «lo quiero por mis hijos, quizás también para mí cuando sea mayor y me jubile».

El «visado de oro» al que se refiere la agente inmobiliaria se aprobó en España en 2013 para atraer a extranjeros de fuera de la Unión Europea (UE). Los requisitos para obtenerlo son, o comprar una vivienda por encima de 500.000 euros, o destinar 2 millones de euros a adquirir deuda pública o comprar un millón de euros en acciones.

Aunque generó muchas expectativas, sobre todo en cuanto a su potencial para reducir el stock inmobiliario, los arduos procesos burocráticos no permitieron que se dieran los resultados deseados, de forma que el pasado año se aprobaron varios cambios para facilitar las tramitaciones y mejorar algunas condiciones.

Conscientes de la importancia de los visados, la cónsul de Uruguay en China, Agustina Casavalle, dijo a Efe que «vamos a intentar promover una política específica hacia China», ya que es uno de los asuntos de los que «más preguntas hemos recibido hoy».

«En el caso de la compra de propiedades tenemos un sistema muy abierto históricamente: cualquier persona que llega (a Uruguay) e invierte en una propiedad puede iniciar un trámite de residencia sin dificultades», apuntó a Efe el embajador de Uruguay en China, Fernando Lugris.

Uruguay también ofrece un repertorio específico de turismo de lujo, como Colombia o la República Dominicana, presentes igualmente en una feria a la que acuden en general dos especies de clientes: los que buscan inversiones o los que quieren viviendas para su disfrute.

«Ofrecemos dos tipos de inmuebles, el ultra-lujo y la inversión», comenta a Efe Mónica Venegas, directora del grupo inmobiliario Venegas International, con sede en Miami.

Venegas asegura que, en sus ochos años de experiencia con el mercado chino, ha podido ver cómo cada vez más sus clientes «buscan obtener beneficios», ya que cree que el hecho de que la economía china no sea ya tan boyante hace que «invertir fuera sea una necesidad para diversificar y no depender de lo que pase aquí».

Con los precios de la vivienda disparados en las grandes ciudades chinas, Venegas indica que, en contraste, los de Miami son «muy rentables, con una plusvalía muy interesante» para los inversores chinos.

Y no sólo eso. tanto esa ciudad de Florida como otros en destinos presentados en la feria, se ofrece lo que el público chino a veces busca: «la ostentación, la marca, el arquitecto… El barco y el yate», apunta Venegas.

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