Ese es el principio detrás de la Regla Volcker, una controvertida parte de la reforma poscrisis de Wall Street. La norma prohíbe que bancos como Goldman Sachs o JPMorgan realicen apuestas arriesgadas con su propio dinero y les prohíbe poseer grandes participaciones en fondos de cobertura o empresas de capital de riesgo.
Los bancos la odian. Wall Street se ha quejado amargamente de la Regla Volcker durante años, argumentando que es demasiado compleja y que hace más daño que bien. Ahora que los republicanos obtuvieron el control del Congreso y de la Casa Blanca, esta parte clave de la regulación financiera Dodd-Frank pronto podría ser debilitada o recortada.
La regla fue nombrada en honor al legendario presidente de la reserva federal Paul Volcker, quien tuvo la idea y luchó duramente por incluirla en la Ley Dodd-Frank.
Pero recientemente, el impulso para debilitar la Regla de Volcker recibió el apoyo de una fuente poco probable: la propia Reserva Federal, que también es el principal regulador de los grandes bancos.
Los funcionarios de la Reserva Federal estudiaron si era fácil comprar y vender bonos en momentos de tensión, una característica crucial para el buen funcionamiento de los mercados financieros, conocida como liquidez.
El documento de investigación del 22 de diciembre encontró que la aplicación de 2015 de la Regla Volcker tuvo un efecto perjudicial sobre la liquidez de los bonos corporativos.
Las empresas sujetas a la Regla Volcker se vuelven “menos dispuestas a proporcionar liquidez durante los tiempos de tensión”, concluyó el documento.
Es un hallazgo crucial, especialmente considerando que la crisis financiera de 2008 se vio agravada por una crisis de liquidez.
“Ese informe de la Fed realmente da municiones a los opositores de la Regla Volcker”, dijo el analista de política financiera de Bloomberg Intelligence, Nathan Dean.
ESPERANZAS DE DESREGULACIÓN
Aunque la investigación de la Fed fue realizada por funcionarios, los creadores de políticas no suelen oponerse a los hallazgos de su propio personal.
“Estas son las migajas de pan que el regulador deja al Congreso para actuar”, dijo Thomas Michaud, presidente ejecutivo de Keefe, Bruyette & Woods, un banco de inversión que se especializa en servicios financieros.
Michaud dijo que la crisis de 2008 ha resultado en demasiada “regulación pesada” y “sanciones” para los bancos.
“Todo lo que necesitas es moverlo a un punto neutral para tener un efecto positivo, es muy parecido a mi juego de golf: solo tiene que ser menos malo”, dijo.
Los inversores están apostando que eso es exactamente lo que va a pasar. Las esperanzas de una desregulación, además de tasas de interés más altas y recortes de impuestos, han hecho que las acciones de los bancos se disparen desde la victoria de Donald Trump.