Al término de un encuentro bilateral celebrado ayer en la sede de Ferrari en Maranello (Módena), Matteo Renzi y Angela Merkel pidieron a la Unión Europea que expulse a los migrantes que no reúnan las condiciones de asilo. “Europa”, advirtió el primer ministro italiano, “debe proceder con determinación a la repatriación de aquellos que no tienen derecho a estar aquí”. La canciller alemana subrayó: “El esfuerzo para la repatriación de quien no tiene derecho a estar en Europa tiene que ser de todos”.
Tanto Renzi como Merkel explicaron que la medida debe ser acompañada con planes de colaboración con los países de procedencia para que los que escapan de la pobreza en África puedan tener un futuro en su tierra. “Hay que dejar claro”, subrayó el presidente del Gobierno italiano, “que Italia no va a renunciar a seguir salvando miles de vidas humanas, pero algunos tendrán que irse después. No podemos dar la bienvenida a todos”. Desde el pasado fin de semana, casi 15.000 personas procedentes de las costas de Libia han desembarcado en Italia. Merkel dijo que acuerdos como el suscrito con Turquía contribuirán a “bloquear la inmigración ilegal” y a combatir “el contrabando de personas”.
La reunión estuvo marcada por el terremoto que golpeó el centro de Italia la semana pasada y cuyo número de víctimas mortales asciende ya a 294. Ayer, además, se produjo una fuerte réplica y las intensas lluvias que se iniciaron la tarde del martes empeoraron la situación de las 2.500 personas que han perdido sus casas y que tienen que pernoctar en tiendas de campaña. Angela Merkel aseguró que Alemania estará al lado de Italia: “Nos haremos cargo de la reconstrucción de una escuela y tanto los equipos de fútbol como los empresarios contribuirán a la reconstrucción”. Aunque se preveía que la reunión —la segunda en una semana después de la que sostuvieron, junto a François Hollande, en Ventotene— estuviera marcada por el deseo de Renzi y la previsible resistencia de Merkel a una posible flexibilización del objetivo italiano de déficit para afrontar el gran gasto de la reconstrucción, no hubo desencuentro.
Ambos líderes, que se dedicaron encendidos elogios, pasaron de puntillas por la cuestión. Renzi dijo que la prioridad de Italia es “gastar bien el dinero que ya tiene”, y se refirió a un ambicioso programa, que ha bautizado como Casa Italia, que contempla la protección antisísmica de todo el país: “Hemos sido líderes en la emergencia y en la solidaridad, ahora hay que ser líderes en la prevención”. La canciller Merkel tampoco quiso entrar de lleno en el asunto de la financiación y el déficit italiano: “Italia presentará un proyecto y creo que en Europa encontraremos una solución. Una solución racional y sensata”.
Renzi quiso que la reunión se celebrara en la sede de Ferrari —que anunció la subasta de un coche de más de un millón de euros para los damnificados del terremoto— como señal de la excelencia de las empresas italianas. El primer ministro italiano y la canciller alemana insistieron en que, a pesar del desenganche del Reino Unido, “Europa tiene un mañana”. Renzi concluyó: “El mundo corre ahí fuera. Europa tiene que hacer lo mismo. Tenemos que ser el país de la esperanza”.