República Dominicana, el segundo país con mayor ahorro nacional del Caribe

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En la región del Caribe, República Dominicana ocupó el segundo lugar entre los países con mayor tasa de ahorro nacional bruto. Entre 1980 y 2014, el promedio de ahorro en el país fue del 20% del Producto Interno Bruto (PIB), siguiendo a Tinidad y Tobago, que ocupó el primer lugar, con una tasa de ahorro promedio de un 25%.

Estos datos fueron ofrecidos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su informe “Ahorrar para desarrollarse: Cómo América Latina y el Caribe puede ahorrar más y mejor”.

De acuerdo a éste, en la región se ahorra poco en comparación con otras zonas y en relación con sus propias necesidades de desarrollo, lo que contribuye a su vez con el bajo crecimiento en su productividad, ya que los pocos recursos que genera a través del ahorro no se invierten en proyectos que eleven las tasas de crecimiento.

El ahorro nacional comprende la suma del ahorro de los hogares, las empresas y organismos del sector público, y según el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, es crucial porque la región ya no cuenta con una coyuntura externa que le favorezca.

Con esto Moreno hace referencia a la respuesta a la insuficiencia relativa de ahorro acostumbrada en la zona, en la que los países recurren al ahorro externo para financiar sus necesidades de inversión.

Esos “motores”, como él les llama, en el periodo posterior a la crisis financiera internacional se han ido debilitando, y en ese contexto recurrir al ahorro externo para paliar el bajo ahorro propio es algo que califica como “incierto y arriesgado”. Según el BID, aumentar las tasas de ahorro de modo sostenible y mejorar cómo este es asignado a las actividades productivas es uno de los desafíos que deben enfrentar América Latina y el Caribe, y vaticina en el informe que el ahorro en la región no se canaliza en la economía de forma eficaz.

Esa ineficacia la atribuye por un lado a la falta de desarrollo en los mercados financieros y a la inexistencia de insrumentos adecuados para el ahorro a largo plazo. Un ejemplo de esa situación es “la carencia de instrumentos de inversión que permitan canalizar el ahorro público y privado hacia la infraestructura”, señala Moreno.

Para combatir este problema, el organismo sugiere que sea diseñado en la región un marco regulatorio de la inversión en infraestructura y la creación de una cultura de ahorro financiero. Afirma que la región tiene la oportunidad de generar importantes ahorros sin tener que recurrir a ajustes fiscales como el aumento de los impuestos y la reducción de gastos, sino a la redirección del gasto público.

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