Santos confía en haber firmado la paz con las FARC para el 20 de julio

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Santos, durante el Foro Económico Mundial, la pasada semana.

20 de julio, Día de la Independencia. Para esa fecha, el presidente de Colombia,Juan Manuel Santos, confía en haber firmado la paz con la guerrilla de las FARC. “Yo creo que ya para el 20 de julio habremos podido cerrar las negociaciones en La Habana y ahí entrar en una etapa nueva para el país”, ha asegurado este lunes el mandatario.

No es la primera vez que Santos fija un plazo definitivo para llegar a un acuerdo con las FARC, con quien negocia la paz desde hace más de tres años en La Habana. En septiembre del año pasado ambas partes acordaron el 23 de marzo como fecha límite para firmar un acuerdo, lo cual no sucedió. De hecho, desde entonces el hermetismo ha cubierto las negociaciones, que se han ido intensificando para tratar de llegar a un acuerdo en un plazo cercano. Varias fuentes conocedoras de las conversaciones de lado y lado aseguran que el anuncio de un cese al fuego bilateral podría darse incluso en los próximos días, después de haberlo aplazado en varias ocasiones.

Pese a que la fecha del 20 de julio rondaba los mentideros de la política coolombiana -otra de la que se hablaba era el 7 de agosto, Día del Ejército- es la primera vez, desde el 23 de marzo, que Santos se atreve a hablar de un nuevo plazo para la firma de los acuerdos, o para tenerlos listos. En una entrevista con este diario a mediados de marzo, cuando parecía inevitable que no se llegaría a un pacto definitivo con las FARC, el presidente colombiano aseguraba: “Creo que las dos partes queremos terminar lo antes posible para poder empezar a implementar. No quiero dar fechas porque siempre se le devuelven a uno con gran fuerza”.

Santos hizo este nuevo vaticinio después de una reunión con distintos partidos políticos con los que hizo balance del año legislativo que acaba de concluir. Al finalizar el encuentro y felicitar al presidente del Senado, Luis Fernando Velasco, el presidente le instó a volver a verse el 20 de julio, día en el que tradicionalmente da comienzo la nueva legislatura. Para entonces, el presidente confía en que la Corte Constitucional haya aprobado la celebración del plebiscito –la consulta que ha prometido a los ciudadanos para refrendar el acuerdo- y que estén listos los mecanismos jurídicos para aplicar la mayor parte de los pactos alcanzados en La Habana.

En este encuentro con las formaciones políticas no se encontraba el Centro Democrático, la formación que lidera el expresidente y senador Álvaro Uribe y que sigue firme en su rechazo al proceso de paz que desarrolla el Gobierno de Santos con las FARC. Teniendo en cuenta lo inminente de la firma final, se antoja quimérico cualquier tipo de acercamiento con el uribismo.

El anuncio de Santos llega solo unos días después de que el presidente asegurase, durante el Foro Económico Mundial para América Latina, que tenía información de que “las FARC están preparadas para la guerra urbana”, en caso de que no se llegue a un acuerdo de paz. Una declaración que despertó muchas críticas hacia el mandatario, pues aunque resulte obvio que si no se firma la paz la guerra con las FARC se recrudecerá, muchos lo interpretaron como una amenaza. Además, horas después, en una entrevista institucional deslizó que de continuar la guerra se vería obligado «a subir los impuestos” .

Pese a que el acuerdo de paz que pondría fin a un conflicto de más de cinco décadas está más cerca que nunca, la popularidad de Santos pasa por sus peores momentos. Los resultados de la última encuesta de Gallup, del pasado mayo, señalan que solo el 21% de los colombianos aprobaba la imagen de su presidente, mientras que la opinión desfavorable creció del 69% al 72%. El mismo sondeo apuntaba que una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos era el momento por el que atravesaban las negociaciones en La Habana: el 66% considera que van por mal camino, mientras que solo el 27% aseguraba que se desarrollaban de forma adecuada.

En buena medida, este desencanto con el proceso de paz llega por la falta de acuerdos en lo que va de año, pese a que se han intensificado las conversaciones. Desde enero, cuando se anunció que la ONU lideraría una misión para verificar el cese al fuego y la dejación de armas de la guerrilla, los anuncios de calado han tenido que ver con el blindaje jurídico de los acuerdos y el compromiso de la salida de menores de las filas de las guerrilla.

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