Se pronostica que las economías emergentes se contraerán por primera vez en 60 años

Millones de personas se sumirán en condiciones de pobreza extrema a causa del coronavirus, advierte el Banco Mundial

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Las economías emergentes y en desarrollo se contraerán este año por primera vez en al menos 60 años, según el Banco Mundial, lo cual pone de manifiesto el creciente costo económico de la pandemia de coronavirus conforme se extiende por todo el mundo.

Millones de personas en el mundo en desarrollo se verán sumidas en la pobreza extrema por la contracción pronosticada del 2.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) de los mercados emergentes, dijo el banco, y los ingresos per cápita se reducirán en un 3.6 por ciento a nivel mundial. El banco define la pobreza extrema como un ingreso de menos de US$1.90 por día.

En las últimas semanas, el coronavirus se ha extendido de las economías desarrolladas a las principales naciones emergentes, como Brasil, Rusia e India, y los confinamientos para evitar la propagación de la enfermedad están afectando cada vez más la economía.

“Es un panorama profundamente serio, ya que es probable que la crisis deje cicatrices prolongadas y plantee importantes desafíos mundiales”, dijo Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial.

“Nuestra primera orden del día es abordar la emergencia económica y sanitaria a nivel mundial. Más allá de eso, la comunidad mundial debe unirse para encontrar formas de emprender una recuperación lo más robusta posible para evitar que más personas caigan en la pobreza y el desempleo”.

En una llamada con periodistas, la Sra. Pazarbasioglu dijo que entre 70 y 100 millones de personas caerían en la pobreza extrema, según las proyecciones revisadas del Banco Mundial, una cifra más negativa que los 60 millones que había pronosticado anteriormente.

La actividad económica en América Latina y el Caribe sufrirá la mayor caída, con un descenso del 7.2 por ciento del PIB, pronostica el banco, mientras que Asia Oriental y el Pacífico serán las regiones menos afectadas, con una expansión del 0.5 por ciento. Aun así, sería el peor desempeño de esa región desde 1967.

Es probable que el costo económico sea más fuerte en “países donde la pandemia ha sido más severa y donde existe una fuerte dependencia del comercio mundial, el turismo, las exportaciones de productos básicos y el financiamiento externo”, dijo el banco.

A nivel mundial, la economía se contraerá un 5.2 por ciento este año, dijo el banco. Su proyección es más pesimista que la disminución del 3 por ciento en el PIB mundial que pronosticó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en abril, lo cual refleja el creciente impacto económico del virus.

El pronóstico asume que las restricciones a la actividad económica podrían levantarse a mediados de año en las economías avanzadas y “un poco más tarde” en los mercados emergentes; el banco dijo que esto provocaría un repunte del 4.2 por ciento en la producción el próximo año.

Pero advirtió que este escenario era “altamente incierto y predominaban los riesgos de empeoramiento, incluyendo la posibilidad de una pandemia más prolongada, agitación financiera y la retirada del comercio mundial y los vínculos con las cadenas de suministro”.

Si prevalecen condiciones más negativas, el banco dijo que el impacto al PIB mundial sería del orden del 8 por ciento este año y que las economías de mercados emergentes se contraerían en un 5 por ciento, con una lenta recuperación mundial del 1 por ciento el próximo año.

En el escenario de referencia del banco, se espera que la economía estadounidense se contraiga un 6.1 por ciento este año, y la eurozona un 9.1 por ciento. Ésa es una contracción más considerable que la caída del 7.7 por ciento en el PIB que la Comisión Europea pronosticó el mes pasado.

El Banco Mundial y el FMI han lanzado una serie de programas de rescate para ayudar a los países a lidiar con la pandemia, y están coordinando planes para el alivio de deuda de las naciones en dificultades. Sin embargo, algunos economistas alegan que las medidas podrían no ser suficientes para abordar la magnitud de la crisis.

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