Cuatro años después de una infección de una bacteria carnívora que resultó en la pérdida de ambas manos, una pierna y un pie, Aimee Copeland se siente confortable con su nuevo cuerpo. El lunes, Copeland publicó una foto en Facebook de sus vacaciones en San Juan, sonriendo en la playa.
Junto con la foto, Copeland publicó: «Me tomó mucho tiempo sentirme confortable y aceptar mi nuevo cuerpo. Todos tenemos imperfecciones y hay mucha belleza en nuestros defectos. Las cicatrices y la piel injertada te dan carácter. No es lo que tienes, es lo que haces con lo que tienes lo que realmente cuenta».
La dolorosa experiencia de Copeland comenzó en mayo de 2012, cuando la entonces joven de 24 años, saltaba con una cuerda sobre el río Little Tallapoosa a 80 kilómetros al oeste de Atlanta. La cuerda se rompió y ella se hizo una herida en la pantorrilla que tomó 12 puntadas cerrar.
Tres días después, todavía con dolor, ella fue a dar a una sala de urgencias. Los doctores eventualmente determinaron que ella tenía fascitis necrotizante causada por la bacteria carnívora Aeromonas hydrophila. Aimee tenía varias fallas orgánicas. Un respirador le ayudaba a sobrevivir. Sus riñones no trabajaban y estaba bajo diálisis permanente. Su corazón apenas latía: su habilidad para bombear sangre era del 10%.
Los cirujanos tuvieron que amputarle la mayor parte de sus manos, parte de su abdomen, una de sus piernas y un pie.
Un número de bacterias que son comunes en el ambiente pueden causar enfermedades pero raras veces infecciones serias. Cuando entran en la sangre, como a través de una herida, los doctores típicamente eliminan tejido sano alrededor de la infección con la esperanza de que no queden bacterias peligrosas.
La bacteria ataca y destruye tejido sano y es fatal en un 20% de los casos, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
De acuerdo con su página de Facebook, Copeland ahora está dedicada a las causas para la gente con discapacidad.