«Voy a pedir una licencia de mi cargo hasta tanto la Fiscalía se manifieste sobre mi caso», dijo Jucá tras integrar una comisión de ministros que acompañó hasta el Senado a Temer, quien hace diez días sustituyó a la mandataria suspendida, Dilma Rousseff.
La declaración de Jucá fue el corolario de otra jornada de vértigo en la crisis brasileña, que comenzó con la publicación en el diario Folha de Sao Paulo de un audio en el que sugería que si Temer asumía el poder en lugar de Rousseff se podría «frenar» la investigación en Petrobras.
La grabación fue hecha en marzo pasado, antes de que la Cámara de Diputados aprobase el juicio político que finalmente instauró el Senado contra Rousseff y en ella se escucha a Jucá conversando con el ex presidente de la estatal Transpetro Sergio Machado, también implicado en la corrupción petrolera.
«Tiene que cambiar el Gobierno para estancar esa sangría», dice Jucá sobre la extensión de esas investigaciones, que salpican a medio centenar de políticos de diversos partidos, y sugiere que si Temer asumiera el poder, sería posible un «pacto» para «delimitar» la acción de la Justicia en torno a ese caso.
Jucá, hombre de confianza de Temer, a quien sucedió en la presidencia del influyente Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), convocó a una rueda de prensa para desmentir a Folha de Sao Paulo, al que acusó de haber «sacado de contexto» su conversación con Machado.
Según Jucá, el audio es real, pero fue «sacado de contexto» y transmite una «idea equivocada» de la conversación.
El ministro sostuvo que «siempre» declaró su más firme apoyo a las investigaciones en Petrobras y que ha pedido «más de un vez» a la Justicia que aclare su situación después de haber sido citado como uno de los posibles beneficiarios de esa trama por uno de los delatores del caso.
«He pedido que el Ministerio Público se pronuncie, pues es muy incómodo que existan dudas» sobre «toda» la clase política, indicó en referencia a que en su misma situación se encuentran dirigentes de varios partidos, citados por delatores pero aún sin acusaciones ni investigaciones formales sobre su presunta responsabilidad.
También sostuvo que no había pensando en renunciar por ese asunto y dijo: «Mi cargo es del presidente. No nací ni moriré ministro, pero no veo ningún motivo para pedir mi renuncia».
La validez de esas declaraciones no pasó de unas pocas horas, pues Jucá anunció su separación del cargo por la tarde, una vez que Folha de Sao Paulo reveló la totalidad del audio y no dejó dudas de que el ministro se había referido a obstruir la investigación.
La grabación divulgada por el periódico ya había hecho mella en la confianza que algunos de los partidos que respaldan a Temer tenían en Jucá.
El diputado Pauderney Avelino, jefe del partido Demócratas (DEM) en la Cámara baja, se pronunció sobre el asunto y consideró que Jucá debía renunciar. «Podría dar un ejemplo y salir del gobierno para poder explicarse», declaró.
De hecho, Temer pudo comprobar ese desgaste apresurado cuando se dirigió al Senado para reunirse con el jefe de esa Cámara, Renán Calheiros, a quien solicitó apoyo para unas medidas de corte económico que presentará al Congreso esta semana.
El polémico audio también dotó de municiones al entorno de Rousseff, que ha calificado de «golpe» el proceso que ha llevado a separarla de sus funciones mientras se prolongue el juicio político que puede acabar con su definitiva destitución.