Qué sucedió cuando Brasil prohibió las donaciones de empresas para las elecciones

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Uno de los mayores desafíos del progreso democrático identificados por el informe de 2012 de la Comisión Mundial sobre Elecciones, Democracia y Seguridad es la necesidad de regular la financiación política opaca, sin control y no divulgada. El grupo, creado conjuntamente por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA) y la Fundación Kofi Annan, dice que la financiación política mal regulada puede disminuir la igualdad política, dar oportunidades al crimen organizado a comprar influencias políticas y debilitar la confianza pública en las elecciones.

Todos los 180 países incluidos en la base de datos de IDEA usan al menos una forma de reglamentación monetaria en política, como prohibiciones en donaciones de determinadas fuentes, límites en gastos y previsiones para financiación pública.

Según el informe de IDEA para América Latina, la concientización de la importancia de reglamentar la financiación política para la democracia nunca ha sido más importante en la región. Esto tiene que ver con la consolidación de los sistemas democráticos, pero también con los casos de corrupción de alto nivel que han desestabilizado las instituciones políticas de la región últimamente. En los últimos cuatro años, se han promulgado reformas de gran alcance de normas de financiación política en cinco países de América Latina. En Chile y Brasil, las donaciones empresariales estuvieron en el centro del escándalo político que desintegró la confianza política entre los ciudadanos y alimentó la reglamentación. Ambos países prohibieron las donaciones empresariales a las campañas políticas.

En las elecciones de alcalde de Río de Janeiro del último octubre fue la primera vez que se cumplían las nuevas normas en Brasil. Estos son cuatro hallazgos que aprendimos sobre este experimento.

1. Menos donaciones

Todavía no tenemos los números finales, pero los datos preliminares indican que las donaciones cayeron a la mitad en comparación con la última elección municipal en 2012. De R$6 mil millones ($1,73 mil millones de dólares), descendimos a R$3 mil millones ($868 millones) este año. Esto no sorprende. No solo se prohibieron las donaciones empresariales en la reforma electoral del 2015, también la campaña fue más corta y se prohibió la propaganda costosa en las calles. Elecciones más baratas es algo que se puede alcanzar, pero el cambio aquí fue muy rápido. Muchos candidatos no recibieron donación alguna y tuvieron que depender del sistema de financiación pública provista a los partidos, como también de sus propios recursos.

2. Los candidatos adinerados se benefician con este sistema

La ley brasileña permite donaciones a individuos, y establece un límite del 10 % del último ingreso anual declarado. Sin embargo, no hay límites sobre lo que los candidatos se pueden “donar” a sí mismos. Según el portal de noticias G1, que publicó datos oficiales, el 20 % de los 5.500 alcaldes elegidos en Brasil este año son millonarios. Con un umbral de $ 1 millón, la firma de consultoría Capgemini estima que hay 150.000 millonarios en Brasil, que representan el 0,07 % de la población de Brasil. João Dória, el alcalde elegido en São Paulo, la ciudad más grande de Brasil, recibió un total de R$ 12,6 millones ($ 3,64 millones) en donaciones, pero añadió unos R$ 4,6 millones más ($ 1,33 millones), 36,5 % del total, de su propio bolsillo. En un país desigual como Brasil, esto resulta una gran distorsión.

3. Las donaciones en línea son una oportunidad sin explotar

Hubo expectativa que el veto de las donaciones empresariales pudieran alentar las contribuciones en línea. Los números finales todavía no se han publicado, pero al momento parece que las donaciones en línea subieron de R$ 0,5 millones antes de las elecciones a R$ 2 millones esta vez. Más de la mitad de ello (R$ 1,45 millones) fueron al diputado federal Marcelo Freixo, en segundo lugar, cuya campaña de financiación colectiva coordinamos.

Los dos trabajamos en dos plataformas de financiación colectiva en Brasil. Desde el principio, sabíamos que esto iba a ser distinto a otros esfuerzos de recaudación de fondos, y diseñamos estrategias para alcanzar distintos tipos de donantes. Al final, hubo más de 14.000 donantes, un nuevo récord en la historia electoral de Brasil, 10 veces más que el que estableció Dilma Rousseff en 2014 que, a diferencia de esta campaña municipal, fue una elección presidencial.

La financiación colectiva todavía debe profundizarse en la política de Brasil. Freixo fue el único candidato que realizó su campaña solo con la financiación de ciudadanos comunes. La ley todavía es confusa y tiene que mejorarse. Por ejemplo, muchas de las empresas de pago en línea no querían involucrarse en política, y cada candidato tuvo que construir su propio sistema en línea. Más importante aún, Freixo comprendió que la financiación colectiva podía ser una nueva forma de participación política y abrazó la idea. Alrededor del 80 % de los donantes dieron dinero por primera vez y el 99 % está dispuesto a hacerlo de nuevo.

4. Las empresas siguen influenciando la elección

Si el objetivo de la reforma electoral de 2015 fue reducir la influencia del poder económico, la prohibición de donaciones empresariales no funcionó. Como la ley permite que individuos hagan donaciones hasta un límite del 10 % de sus ingresos, las personas que tienen más dinero pueden donar (mucho) más y ejercer demasiada influencia en el proceso de elecciones. El principio de la democracia de “una persona, un voto” no se aplica directamente a la financiación.

Pedro Paulo, el candidato elegido por el alcalde actual de Rio, necesitó solo cuatro donantes adinerados para obtener la misma cantidad de las primeras 6.500 donaciones de Freixo, y todos los donantes fueron empresarios con lazos con el Ayuntamiento. Paulo igual terminó perdiendo la elección en la primera vuelta, y la gente en cambio eligió al obispo evangélico y Senador Marcelo Crivella.

¿El camino a seguir?

La primera elección de Brasil sin donaciones empresariales no cumplió con muchos de sus objetivos. Pero en vez de cancelar el experimento y volver al antiguo modelo, como algunos políticos ya sugieren, creemos que el único camino es hacia adelante. Debemos mejorar nuestro sistema.

Debemos discutir, por ejemplo, un techo nominal para las donaciones individuales, sin importar los ingresos. También es importante facilitar el proceso de donaciones, crear reglas más claras y hacer que las normas estén en línea con esta propuesta. Es importante crear mecanismos que hagan más fácil para cualquier candidato recaudar fondos en línea de sus seguidores. Y, más importante todavía, necesitamos compartir el conocimiento sobre cómo financiar una campaña política colectivamente, aumentando la transparencia, la participación y la confianza.

Es urgente construir mejores herramientas para la colaboración de ciudadanos (reales) y vigilancia en el gobierno. Las personas se sienten más y más frustradas con nuestras instituciones democráticas, creando sistemas políticos inestables alrededor de la región y el mundo. Muchos sienten que no tienen voz y ven a la corrupción un problema sistemático. Si bien la reforma electoral de Brasil todavía debe evolucionar bastante para alcanzar sus objetivos, la financiación colectiva ha abierto un nuevo espacio para la participación política.

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