En 2002, sin embargo, esa zona experimentó una temporada veraniega anormalmente cálida y soleada, lo que llevó a la mayor cantidad de deshielo glacial desde 1969. El evento desembocó en numerosos cambios en lagos, arroyos y campos de ese lugar durante la siguiente década.
El profesor Michael Gooseff, del Instituto Boulder de investigación Alpina y del Ártico y líder de la investigación, explica en la revista británica que «ese año de inundación fue el punto sobre el que giró todo». Antes de eso, agregó, «todos los indicadores físicos y biológicos se habían movido en la misma dirección».
Las respuestas biológicas a esa anormal estación de 2002 variaron y, en algunos casos, se dejaron sentir durante años, según vieron los investigadores.