Uber pagó 100 millones de dólares para evitar que sus choferes sean considerados empleados

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Uber llegó a un acuerdo con los conductores del servicio en Estados Unidos por el que pagará hasta 100 millones de dólares a cambio de que sigan trabajando como autónomos para la compañía para evitar cambios drásticos en su modelo de negocio.

Los conductores de Uber habían presentado una demanda colectiva en San Francisco, donde exigían ser reconocidos como empleados de la firma en lugar de como trabajadores autónomos. Sin embargo, tras este acuerdo, los choferes mantendrán su actual estatus.

El acuerdo está pendiente aún de la aprobación del juez competente que lleva el caso en San Francisco, algo que no es una mera formalidad, pues los magistrados pueden rechazar compensaciones y exigir mejoras.

En un primer paso, Uber se mostró dispuesto a pagar 84 millones de dólares a unos 385.000 conductores y otros 16 millones en el momento en el que el valor de la empresa tras su salida a Bolsa supere en más de un 50 por ciento su valor actual. Uber está valorado en unos 60.000 millones de dólares.

Aparte del pago millonario, el acuerdo prevé otras concesiones a los conductores, que podrán colocar por ejemplo carteles en sus automóviles pidiendo propina por el servicio, algo que estaba restringido por normas de la compañía.

A su vez, en el futuro Uber tendrá que avisar con tiempo a los conductores de una eventual finalización de su relación contractual, además de ofrecer la justificación por esta decisión.

Los conductores habían criticado que Uber los trataba como empleados en muchos aspectos.

Sin embargo la empresa considera fundamental para su modelo de negocio que los choferes sigan operando como autónomos para no incurrir en las habituales obligaciones que tendría como empleador. Uber se define a sí misma simplemente como plataforma de mediación tecnológica.

Otras start-ups o emprendimientos tecnológicos, que ofrecen servicios de suministro o de limpieza y operan de una manera muy similar, siguieron de cerca el caso. La modalidad ha desatado un debate en Estados Unidos sobre un posible endurecimiento de las regulaciones del mercado laboral, y en el caso de Uber se han dado decisiones contradictorias de las autoridades sobre si los conductores deben ser considerados empleados o no.

La rápida expansión internacional de Uber ha desatado conflictos con las autoridades y el sector de los taxis en muchos países, que acusan a la start-up de San Franscisco de competencia desleal.

De forma reciente, el despligue del servicio en Buenos Aires no estuvo exento de controversias y polémicas, con protestas de los taxistas y el rechazo de las autoridades, que consideran a la plataforma como ilegal. Un fiscal porteño solicitó el bloqueo tanto a su aplicación como a su sitio web, pero Uber aún se mantiene activo, con una base de 30 mil choferes y con más de 200 mil descargas de la aplicación móvil en su primera semana de uso.

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