Un buen día, uno de los periodistas, que actualmente no son más de 75, tuvo una gran idea: “¿Y si vendemos nuestros premios que otorgamos como asociación de la prensa extranjera en Hollywood a una cadena nacional de televisión y así ya tenemos presupuesto para una gran gala?”. Y así los Globo de Oro, con la NBC mediante, devino en el jugoso espectáculo para la pequeña pantalla en el que se han convertido. Bien es cierto que el alcohol sin límite en la cena que se sirve durante la ceremonia ayuda a que los actores vayan con la lengua suelta. Y contra el mito, una aclaración: no influyen en los Oscar. La votación de las candidaturas a los premios de Hollywood se cerró el viernes. Demasiado tarde.
Todo por la pasta. Es una ceremonia pensada de forma bidireccional: tú, actor, te portas conmigo bien durante la temporada de premios o tú, estudio, me pagas buenos viajes, y yo periodista te saco bien, no hago preguntas agresivas y además te doy un Globo de Oro. Todo se mercadea, incluso el título de Miss Globos de Oro (no hagan chistes sobre posibles metonimias), que este año se lo lleva Corinne Foxx, la hija de Jamie Foxx que, para que su vástago tenga su rato de fama en la tele, habrá pagado una pasta. Por cierto, en horario español la gala empieza a las dos de la madrugada del domingo al lunes, aunque la alfombra roja se puede ver desde las 00.45 en Canal + Estrenos. En EL PAÍS haremos un seguimiento al minuto de todo lo que ocurra.
Ricky Gervais, el presentador. Cada vez que el cómico británico ha salido al escenario del hotel Beverly Hills, se lía. Y va a ser la cuarta ocasión en que se dedique a lanzar bromas salvajes sin freno. Se espera mucho de él, entre otras cosa que golee a Chris Rock, que presentará la gala de los Oscar.
Leonardo DiCaprio, claro favorito. Los Globo de Oro dividen sus categorías tanto en cine –por géneros- como en televisión –géneros y formato-. ¿Por qué? Más estrellas presentes. En cine están por un lado los dramas y por otro comedias y musicales. Ahora bien, la frontera está tan difuminada que a veces chirrían. ¿Joy, de David O. Russell, comedia o musical? En realidad, todas las de Russell siempre han caído en ese extraño cesto. De las categorías de cine parece claro favorito Leonardo DiCaprio por El renacido. No solo está soberbio en la película —a veces se olvida la importancia de este pequeño matiz—, sino que ha hecho campaña. Otro que seguro sale al escenario —porque quién se resiste a no programar ese momentazo televisivo— será Sylvester Stallone, candidato a mejor secundario con Creed.
El hijo de Saúl. La película húngara que ilustra la vida de los campos nazis de exterminio es favorita a los Globo de Oro en el apartado de filme de habla extranjera. Y los Oscar, de paso. Es fácil apostar por este premio.
Sin favoritos en series. Los premios de series también se dividen en drama y comedia, con otra división más para las miniseries y películas para televisión. Igual que ocurrió el año pasado, cuando ganó The Affair, en drama nadie se atreve a hacer una apuesta segura en unos premios a los que les gusta premiar novedades de la última temporada y títulos y actores que no han sido reconocidos en los Emmy (y si encima eres un actor de cine que has pasado a la televisión, más puntos extra todavía). En drama suenan con fuerza en las últimas semanas Mr. Robot (y su protagonista) y Outlander. En miniserie es complicado que no repita Fargo. Y en comedia podría repetir Transparent, aunque, como ocurre en cine, calificar como comedia esta dramedia de media hora un tanto arrisegado.
Repetidores. Ante la profusión de categorías interpretativas, hay varios actores que compiten en dos apartados en la gala del domingo: Alicia Vikander (por La chica danesa en drama y por Ex Machina en secundaria), Idris Elba (secundario de cine y protagonista de miniserie), Mark Rylance (secundario de cine y protagonista de miniserie, igual que Elba) y Lily Tomlin (protagonista de serie cómica y de película cómica o musical.
