“Si tienen una devoción por Chávez, que le enciendan velas”

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Henry Ramos Allup, en la Asamblea venezolana el 6 de enero.

El chavismo prometió en 1999 que barrería de la faz de la política venezolana a Acción Democrática, el partido donde milita el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup (Valencia, Venezuela, 1943), y a sus más conocidos dirigentes. No cumplieron. Al Parlamento ha vuelto un orador elocuente y provocador, el perfecto adversario para el régimen. “Mi caja de velocidad no tiene reversa. Siempre voy hacia adelante”, dice.

Pregunta. A juicio del chavismo, usted ha tenido una actitud provocadora fuera del hemiciclo, sobre todo cuando se grabó esta iniciativa suya de descolgar las imágenes de Chávez y Bolívar en el Palacio Legislativo. Para empezar, ¿por qué se dejó grabar en video?

Respuesta. Me grabaron y ya.

P. ¿Pero era consciente de que le estaban grabando?

R. No. Pero si hubiera sido consciente, hubiera sido igual. Por cierto: le recomendaría al Gobierno, que quiere hacer de esto una guerra, que constate el enorme respaldo que dentro y fuera de las redes tuvo no solo el video, sino las palabrotas que dije cuando salieron de aquí retratos que nunca debieron estar. Porque el abuso no fue sacarlos, el abuso fue meterlos. Ojalá hubieran grabado el contento grandísimo de los trabajadores que los descolgaron. Entonces, ¿por qué nosotros ahora vamos a calarnos el retrato indeseable de Chávez? Si ellos quieren rendirle culto necrológico, muy bien, ¡cada quien adora lo que quiere! Si ellos tienen devoción por Chávez, pues, que le prendan velas. En lo que se refiere al retrato de Bolívar, o el que ellos dicen que es Bolívar: Ese es un retrato que ellos mandaron a hacer porque quisieron cambiarlo todo. Cambiaron la bandera, cambiaron el escudo, cambiaron la moneda. Y quisieron también cambiar el rostro de Bolívar que no se corresponde con todos los retratos históricos, indubitables, del Libertador, y que él mismo reconoció como parecidos a él. Por ejemplo, el célebre retrato de Gil de Castro de 1826. El propio Libertador escribió al dorso de ese cuadro: “De todos los retratos que me han hecho, este es el que más se parece a mí”. Pero ahora resulta que con una imagen hecha mucho después, no sé con cuál técnica, pretenden que sustituya a la imagen histórica que el propio Libertador dijo que se parecía a él. Mientras yo sea presidente de esta Cámara, el retrato que va a estar aquí es el retrato que El Libertador dijo que se parecía más a él, ningún otro. Si eso trae como consecuencia una guerra mundial, que venga.

P. Hablando de pasado y presente, habrá que admitir que hay sectores no solo del oficialismo sino de la oposición que ven en su vuelta a la Asamblea Nacional y al primer plano informativo una verdadera imagen de restitución de la vieja política. ¿Qué tanto se percibe usted así?

R. El pasado no se devuelve; el pasado ya pasó. Del pasado proviene la experiencia: tú conservas lo bueno y desechas lo malo. Hoy, ellos son el pasado. El cambio no es un rostro, el cambio es una actitud. Tú cambias o construyes el presente. Y este presente es el que vamos a cambiar. Nosotros no medimos a la gente cronológicamente, la medimos por su capacidad. Que el Gobierno siga utilizando ese argumento estulto que, en todo caso, a mí me hacen un gran favor. Porque si un septuagenario como yo, que de algo vale el kilometraje, es capaz de derrotar solito a esa cauda de treintones ineptos, entonces yo gané.

P. En qué medida está usted enmarcado en la disciplina de la Mesa de la Unidad Democrática (coalición opositora). Sus expresiones ante los medios, su gestión, su decisión de retirar los retratos de Chávez, ¿son iniciativas acordadas previamente en la alianza?

R. Unas sí y otras no. En la MUD nunca debatimos el hecho de dejar o no los retratos, y la decisión de sacarlos no fue de la MUD. Pero como nosotros estamos enmarcados por una línea gruesa que es institucional, entonces yo procedo institucionalmente.

P. Esa decisión de buscar una forma de cesar al presidente de la República dentro de los próximos seis meses, ¿podría chocar de alguna manera con la propuesta de Maduro de introducir el próximo martes un decreto de emergencia económica?

R. No, ¿por qué? Que traigan ellos su propuesta y la discutiremos. Ahora, si la emergencia económica del Gobierno es parecida o idéntica a lo que ha ocurrido en la economía durante estos últimos 17 años, daremos nuestros argumentos y contrastaremos los resultados eventuales de esa propuesta con la propuesta nuestra en materia económica. Pero no nos adelantemos al debate. Yo lo que quiero significar es lo siguiente; tú puedes revisar cualquier evento sociopolítico en cualquier caso de la historia de la humanidad y, para abordarlo, tú no puedes agarrar una especie de bisturí y diseccionarlo, en una crisis que es como un bloque, separando su aspecto político del económico y del social, porque las crisis económica y social son consecuencias directas de la crisis política. No puedes decir, ahora hablemos solo de o económico. Es imposible. Tenemos en Venezuela un problema social y económico pero que es el resultado de un modelo político pétreo, inmodificable, dogmático, comprobadamente fracasado; fracasó en Cuba, en la Unión Soviética y Europa Oriental.

P. El escenario de conflicto de poderes que se está configurando entre la Asamblea y el Tribunal Supremo y el Poder Ejecutivo, en vez de mejorar, agudiza la crisis económica que usted dice querer atender. ¿Hay conciencia de ello?

R. Que no se entienda lo que está pasando como algo personal. Cierto que no podemos evadir una confrontación que no la hemos planteado nosotros. Ellos presentaron una denuncia por desacato contra nosotros porque quieren neutralizar los poderes de una asamblea que derivan de una elección popular contundente. ¿Vamos a dejar así o vamos a afrontarlo? Nosotros no queremos pelear, pero tenemos que ir al tribunal a defender a los diputados electos por el pueblo, tenemos que ir al tribunal para expresar y discutir nuestras razones con relación a la legitimidad y licitud de todas nuestras decisiones, y tenemos que ir al tribunal, y aquí también lo haremos, para tratar de anular un procedimiento absolutamente contrario a la Constitución y la Ley, por el que en una especie de madrugonazo parlamentario, un 23 de diciembre, la Asamblea eligió a 13 magistrados principales del TSJ para asegurarse una mayoría irracional que defienda al Gobierno y lo proteja de cualquier decisión de la Asamblea. Eso no lo podemos permitir. Frente a eso hay que actuar.

P. Pero esa confrontación paralizará el Estado mientras la crisis económica se agrava.

R. ¿Qué hacemos? So argumento de que este debate paraliza al país, ¿no nos defendemos? ¿Esperamos que nos ejecuten? Pero es que además lo que tiene paralizado al país no es este rifirrafe entre la Asamblea Nacional y el Ejecutivo. Lo que tiene paralizado al país es una economía ruinosa que ya lleva 17 años acabando con Venezuela.

P. Han prometido una Ley de Amnistía y Reconciliación para liberar pronto a los presos por motivos políticos. ¿Será la primera ley producida por esta Asamblea?

R. No la primera, tampoco la segunda. Todo al mismo tiempo. Apenas esté listo el proyecto vamos a discutir la Ley de Amnistía, pero también la ley que presentó el diputado Julio Borges con relación a las viviendas, leyes para incentivar la producción nacional, leyes contra la inseguridad. Aquí no hay una especie de cola de leyes, de turnos.

P. En todo caso, ¿en corto plazo puede estar lista la Ley de Amnistía?

R. ¡Claro! Pero, ¿qué está haciendo el Gobierno? Cuando decimos Ley de Amnistía, Maduro dice: “No acepto”. Que él acepte o no acepte viene a ser lo mismo a que nosotros dijéramos: “No aceptamos que él nombre ministros”.

P. Pero el presidente debe poner el “Ejecútese” a las leyes.

R. Si no les pone el “Ejecútese”, la Asamblea tiene la facultad constitucional para hacerlo. Y si no las publican en la Gaceta Oficial, entonces nosotros tendremos nuestra Gaceta. La ley no puede depender de que él pase la llave y cierre la Imprenta Nacional. Con relación a la Ley de Viviendas que anunció Julio Borges, ¿entonces qué dijo Maduro? Que él no iba a aceptar que Julio Borges, mediante una ley, le diera certificados a los habitantes de los apartamentos que él había construido, como si esa fuera su urbanización, o su compañía constructora. ¡No! La Asamblea puede perfectamente dictar una ley para proveer de títulos a los habitantes de la Misión Vivienda para que no sean poseedores a título precario, para que nadie los chantajee con la propiedad de la vivienda, para que nadie los amenace de desalojo. Si cada vez que haces una ley Maduro dice que no la acepta, que no se la cala, como decimos en Venezuela, ¿entonces la Asamblea Nacional no legisla?

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