“Si piensas que esto terminará con un final feliz, entonces no has presentado la suficiente atención”.
La voz que suena es la de Ramsay Bolton, blandiendo su cuchillo, en una de sus sesiones de tortura a Theon Greyjoy.
Que esa misma frase sirva para cualquier aficionado a Game of Thrones. Podría bien decirla algún ejecutivo de la cadena HBO, o el genio de los libros, el señor George R. R. Martin. Pero imaginemos que nos lo dice el propio Bolton, así nos quedamos en las pieles de los personajes y con el amargo en garganta que supone.
Antes de continuar, debemos una disculpa. En la relatoría del capítulo cuatro nos equivocamos. Nobleza obliga a admitirlo. (Este es un buen momento para dejar de leer si no vio el capítulo cinco de esta octava temporada). SPOILER ALERT. SPOILER ALERT. SPOILER ALERT.
Nos equivocamos porque señalamos a Cersei Lannister como la gran villana de la serie. Y que todo encajaba en que se le dejara hasta el final porque había sido ella, y no los Caminantes Blancos, el personaje más temible de las ocho temporadas. La que mayor deseo de venganza y muerte generaba.
En ese juego de emociones erramos al señalarla como la mala de la serie por una sencilla razón: no hay alguien enteramente malo (esto es pura discusión filosófica).
Hay una locura que desvirtúa a los hombres (al género humano, más bien):
EL PODER.
De eso va todo. Hay tantas cosas que se hacen por tenerlo, por mantenerlo, por arrebatarlo, que las razones se pierden.
Daenerys Targaryen. Daenerys de la Tormenta, la Primera de su nombre, Reina de Meereen, Reina de los Ándalos, los rhoynar y los primeros hombres. Señora de los Siete Reinos, Protectora del Reino, Khaleesi del Gran Mar de Hierba, La que No Arde. Madre de Dragones, Rompedora de cadenas.
Ella ha añadido un nuevo identificador a su legítimo nombre: “The Mad Queen”. “La Reina Loca”.
Luchó tanto por proteger a los desarrapados que terminó quemándolos. Juró que llegaba para romper la rueda, una frase con alusión a cambiar las reglas del juego, y terminó incendiándolo todo. Prometió liberar a los pueblos y su final parece tan ebrio de poder que necesitaremos al capítulo seis para contar a los sobrevivientes (los dohtraki estaban vivos, caramba).
En esa lucha de verlo todo arder terminó al lado de su padre Aerys II, a.k.a “The Mad King”, “El Rey Loco. Él con el fuego valyrio, obsesionado por quienes no obedecían y comenzaban a tramar, y ella con su fuego de dragón, desde su lomo, desconfiando de todos.
El cinco de los capítulos cierra, eso sí, con historias tan largas como que nacieron en los primeros capítulos: el CleganeBowl, dos hermanitos batidos en un duelo que traían pendientes quién sabe desde cuándo. Euron Greyjoy, que había matado a su hermano para quedar como cabeza de su familia, y quien se había acostado con Cersei esperando ser el Rey cuando “llegara” su hijo, ante la espada de Jamie Lannister, quien sale bastante herido del combate.
A Sir Jamie Lannister (o a Nikolaj Coster-Waldau) le tocó morir en brazos de su amor, protegiéndola de ella misma hasta que el final se les viene encima. Los hermanos, esa pareja que lanza por la ventana a un niño para terminar convirtiéndolo en el Cuervo de Tres Ojos, cierra y no de la manera esperada (en caso de que realmente estén muertos).
Sobre Cersei la grada esperaba sangre, tan clara y obvia como la de su hijo Joffrey. A la vista de todos. Y para Lena Headey, aplausos. Ovación.
Lord Barys termina justo como le prometieron: quemado a fuego de dragón si osaba traicionar a su nueva reina. Y para ser justos es necesario decir que ambos hicieron lo que prometieron, él que le indicaría a Daenerys cuando esta se equivocara. Lo hizo. Y ella que lo quemaría si Barys emprendía búsqueda de un nuevo rey, o reina, como tantas otras veces hizo antes.
Oda a Miguel Sapochnik, director del capítulo que asumió la que, probablemente, sea la últimas de las grandes batallas. Aunque realmente esta no fue propiamente una batalla, fue algo así como una Masacre en Desembarco del Rey. Antes firmó el capítulo La Larga Noche frente a los Caminantes Blancos, HardHome y Batalla de los Bastardos (favorito de toda la serie).
HBO y los señores Martin, David Benioff y D. B. Weiss llegarán el próximo domingo al final de la serie de televisión de mayor culto en los últimos años, la que sin dudas tiene el derecho a pelear ser la mejor de todos los tiempos.
Ya vimos llegar el invierno, partir a los Caminantes Blancos y al poder arrebatarle una reina al pueblo. Ahora queda un domingo. Un capítulo y una sola profecía pendiente en el aire, bailando la canción de hielo y fuego que lo inspira todo y golpea con cada segundo de reloj:
Ojos marrones, ojos azules y ojos verdes.