El expresidente de Interpol, Meng Hongwei, confesó haber aceptado más de dos millones de dólares en sobornos y se mostró arrepentido de su delito, dijo una corte china el jueves.
Según la Corte Intermedia número 1 de Tianjin, una ciudad portuaria del noreste del país, Meng leyó un comunicado con su confesión durante una vista.
Esto asegura que habrá una condena, aunque no estuvo claro de inmediato cuándo se darán a conocer tanto el fallo como la sentencia. Admitir la culpa y expresar arrepentimiento podría suavizar la pena, aunque China no ha dudado en decretar cadena perpetua en su lucha contra la corrupción y la deslealtad política en una campaña orquestada directamente por el presidente y el líder del gobernante Partido Comunista, Xi Jinping.
Elegido presidente de la organización policial internacional en 2016, Meng desapareció por su detención tras viajar a Cina desde Francia a finales del pasado septiembre. Interpol no fue informada del arresto y se vio obligada a preguntar a Beijing por su paradero.
El tribunal de Tianjin dijo que Meng había abusado de sus cargos, incluyendo el de ministro de Seguridad Pública y jefe de la policía marítima, para hacer favores a terceros a cambio de sobornos.
En imágenes emitidas por televisión, Meng apareció vestido con una sencilla cazadora marrón y flanqueado por dos agentes. Además parecía más avejentado y con más canas que en su etapa al frente de una de las agencias de seguridad más importantes del país. Las autoridades chinas ya lo despojaron de sus cargos y lo expulsaron del Partido Comunista.
Mientras fungía como presidente de Interpol, Meng mantenía su título de viceministro de Seguridad Pública.
Se sospecha que cayó en desgracia con Xi, que ha perseguido con firmeza la corrupción y las posibles deslealtades dentro de lo que los observadores dicen que es una estrategia calculada para fortalecer el control sobre el partido al tiempo que neutraliza posibles desafíos a su autoridad.
La esposa de Meng, Grace, que sigue en Francia, a donde se trasladó con Meng, acusó a las autoridades chinas de crear un “caso falso” en su contra por motivaciones políticas.