Hallan dos supertierras en nuestro vecindario solar

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Investigadores de los institutos de astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y Canarias (IAC) y del de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) han anunciado en la revista «Science» el descubrimiento en torno a una estrella vecina de dos supertierras (planetas que son más masivos que el nuestro) y un posible tercer mundo que, de confirmarse, podría ser habitable. Situado a 10,7 años luz, se trata de uno de los sistemas planetarios más cercanos conocidos.

GJ887, la duodécima estrella más próxima a nosotros, es una enana roja, el tipo más común en la Vía Láctea, que presenta una masa equivalente a la mitad de la de nuestro Sol y una temperatura aproximada de unos 3.400 grados, unos 2.100 grados más fría que nuestra estrella. Las dos supertierras localizadas a su alrededor, denominadas GJ887b y GJ887c, presentan respectivamente una masa mínima de unas cuatro y siete veces la terrestre. Ambas giran demasiado cerca de su estrella, por lo que es muy difícil que puedan albergar agua líquida en superficie. Sin embargo, el segundo planeta orbita muy cerca del borde interno de dicha zona. Además, los investigadores han encontrado indicios de la existencia de una tercera supertierra que, de confirmarse, sí se hallaría dentro de la zona habitable.

GJ887 se convierte así en uno de los sistemas multiplanetarios más cercanos conocidos, solo por detrás de los de Próxima Centauri y Wolf359, situados a 4,2 y 7,9 años luz de distancia y con dos planetas detectados en cada uno de ellos. GJ887, sin embargo, constituye el más compacto, con sus dos planetas girando en torno a la estrella cada 9,3 y 21,8 días, y el tercer candidato cada 51 días.

«Dada su masa mínima, en principio podrían ser supertierras rocosas, pero esto no lo sabemos con seguridad. A falta de una medida del radio, que no tenemos porque los planetas no transitan (no han sido detectados al pasar por delante de su estrella), no podemos determinar su densidad media. Además, dependiendo de la inclinación de la órbita con respecto a nosotros, las masas podrían ser mucho mayores y pasar al rango de los minineptunos, con mayor contenido de agua en su estructura», apunta Pedro J. Amado, investigador del IAA-CSIC y autor de la investigación.

Los nuevos mundos fueron hallados en el marco de la colaboración internacional RedDots gracias a la técnica Doppler, que permite detectar el pequeño movimiento que los planetas producen en su estrella al girar en torno a ella.

Una estrella tranquila

GJ887 tiene además una particularidad que la hace interesante. Las estrellas enanas rojas suelen ser muy activas, más que las de tipo solar, con fulguraciones magnéticas relativamente frecuentes. Esto podría dificultar la presencia de vida en los planetas que las rodean. Esto es lo que pasa en Próxima Centauri y Wolf359. Sin embargo, GJ887 parece tratarse de una estrella muy tranquila. Ha sido observada durante tres meses con el espectrógrafo HARPS, unos de los instrumentos cazaplanetas más precisos, y se han empleado datos de archivo de varios espectrógrafos que abarcan más de veinte años, además de observaciones fotométricas desde tierra y desde el espacio.

«Con todos estos datos no hemos detectado fulguraciones. Incluso la detección fotométrica de actividad magnética superficial es muy débil, lo que hace de este sistema planetario un candidato muy interesante para investigar la existencia de planetas rocosos susceptibles de albergar vida», indica Eloy Rodríguez, investigador del IAA-CSIC que ha participado en el hallazgo.

A la alta estabilidad de GJ887 se suman su proximidad y su alto brillo aparente, ya que se trata de la enana roja más masiva del entorno solar y, por tanto, la de mayor radio. Esto hace que sus planetas constituyan candidatos ideales para investigar la posible presencia de atmósferas y moléculas concretas con instrumentación de nueva generación, como el telescopio espacial James Webb, cuyo lanzamiento está previsto para marzo de 2021.

En busca de vida

Desde el hallazgo, en 1995, del primer exoplaneta, como se denomina a los planetas fuera de nuestro Sistema Solar, se han detectado más de 4.000. A día de hoy el desafío consiste en caracterizar esos mundos y en explorar las posibilidades de que contengan agua o, incluso, alguna forma de vida. Para ello, los exoplanetas más cercanos como los del sistema GJ887 resultan idóneos.

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