Primera Dama: Los protagonistas detrás de la imagen de Cándida de Medina

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Dentro de pocos días Cándida de Medina se alejará de la posición de Primera Da­ma que ostenta desde hace ocho años. Será recordada por su cálida personalidad y vocación de servicio, cuali­dades que la han hecho me­recedora de la admiración de muchos dominicanos; pero además, por sus atuen­dos que se convirtieron en referencia de elegancia.

Sin embargo, no siempre lució como la vemos hoy día, algunas directrices han sido variables. La estilista Yame­lis Arnemann, experta en uti­lizar la moda como instru­mento de comunicación, ha asesorado a la Primera Dama desde el primer período del mandato de su esposo.

“Para crear su imagen actual lo primero que hici­mos fue un análisis de color a través de la codificación tono-cromática. Habíamos observado que aunque con frecuencia vestía de colores acertados, los tonos que uti­lizaba eran muy oscuros, y lejos de otorgarle frescu­ra, en ocasiones se percibía apagada”.

Arnemann sugirió que no llevara el cabello muy corto para evitar que luciera ma­yor, y que evitara tonos muy cálidos o claros para más so­briedad. “Respetando su esti­lo clásico, personalidad intro­vertida y figura privilegiada, junto a Marcia Vargas, en peluquería y Dorka Toribio en moda, sus colaboradoras desde antes de la gestión, re­definimos su elegancia”.

La experta apunta que siempre estuvieron claros en que la selección de la in­dumentaria tenía que re­flejar su personalidad de manera auténtica. “En su maquillaje la apuesta fue a coloraciones neutras y en ocasiones de un extremo cálido a un frio, consideran­do el contraste de acuerdo al atuendo. Siempre resal­tando de forma natural sus expresivos ojos. En sus pei­nados primó el estilo clási­co con toques contemporá­neos, para darle un poco de modernidad dentro de su preferencia conservadora y atemporal”.

El valor de un buen equipo
En la segunda etapa de gestión y como era de espe­rarse, se incrementaron las actividades de la Primera Dama y con esto el número de detalles. “Los actos más relevantes nos envolvían en un viaje de ideas para eva­luar las opciones de dise­ño, telas, texturas y colores, acorde a su estación y sub-categoría. También era im­portante tomar en cuenta el protocolo del encuentro, la locación, el clima y horario. Luego de tener el concepto definido la atención se enfo­caba en la selección de sus zapatos y complementos”, cita Arnemann.

En este período el diseña­dor Luis Domínguez se unió al equipo y a través de su ta­lento logró plasmar en sus diseños la imagen que ha­bía concebido Yamelis Ar­nemann.

“Doña Candy es una mu­jer con un garbo innato y gran sensibilidad para la moda. Rememoro dos dise­ños que reafirmaron su ele­gancia, el vestido corto de coctel color amarillo Nápo­les y encajes negros que uti­lizó para la cena oficial de recibimiento a los manda­tarios en el Palacio Nacional en 2016, y el vestido verde botella para la recepción de gala”, cita Domínguez.

A partir del 2016 las ca­racterísticas de su estilo fueron más marcadas y se produjo un cambio en sus peinados.

“Una de las ocasiones más especiales fue la boda de su hija Vanessa. Creamos para ella un deslumbrante vesti­do color nude de un hom­bro, bordado en flores y cris­tales rojos. Con este atuendo la Primera Dama marcó un antes y un después en la imagen de las madres de no­vias de nuestro atelier”.

Sin duda Yamelis Arne­mann y Luis Domínguez lograron excelentes resul­tados y han posicionado Cándida de Medina entre las Primeras Damas domi­nicanas mejor vestida. Un concepto de elegancia que parece fácil conseguir, pero que realmente responde a una estrategia bien estruc­turada.

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