Los talibanes anunciaron este martes que el mulá Mohammad Hasan Akhund, sancionado por la ONU, será el líder de su nuevo gobierno en Afganistán.
Por su parte, el cofundador del movimiento talibán, Abdul Ghani Baradar, será el líder adjunto, confirmó el portavoz principal del grupo, Zabihullah Mujahid, en una conferencia de prensa.
También, el vocero aclaró que el gobierno tendrá el carácter de “interino”, ya que no está completo, y tratarán de incluir a personas de otras partes del país.
El mulá Yaqub, hijo del fundador de los talibanes y difunto líder supremo, el mulá Omar, fue nombrado ministro de Defensa, mientras que el cargo de ministro del Interior fue otorgado a Sirajuddin Haqqani, el líder de la temida red Haqqani, que también ejercía de segundo jefe talibán. Amir Khan Muttaqi, negociador talibán en Doha y miembro del gabinete del primer régimen, fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores.
Posteriormente, Hibatullah Akhundzada, el hermético líder supremo de los talibanes, emitió un comunicado en el que pidió al nuevo gobierno que respete la ley islámica, en su primer mensaje desde que el movimiento de línea dura llegó al poder. “Aseguro a todos los compatriotas que las figuras trabajarán con ahínco para defender las normas islámicas y la sharia en el país”, dijo el líder, que nunca ha sido visto en actos públicos.Haibatullah Akhundzada
Desde que se completó la evacuación dirigida por Estados Unidos a finales de agosto, se espera que los islamistas de línea dura, que llegaron al poder el mes pasado, anuncien un gobierno. Han prometido una formaciónn “inclusiva” que represente la compleja composición étnica de Afganistán, aunque es poco probable que se incluya a las mujeres en los niveles superiores.
En su transición de grupo insurgente a poder gobernante, los talibanes tienen que hacer frente a una serie de problemas importantes, como las crisis financieras y humanitarias que se avecinan.
Este martes, varias localidades de Afganistán vivieron protestas en apoyo a la resistencia contra los talibanes y para criticar el supuesto apoyo militar de Pakistán a la formación islamista, que se saldaron con detenciones de manifestantes y periodistas y denuncias de agresiones por parte de los insurgentes. Al menos dos testigos presenciales que formaron parte de una de las protestas dijeron a Efe que los talibanes intentaron dispersar la manifestación con disparos de advertencia. Periodistas y asistentes denunciaron también la represión de las manifestaciones.
La comunidad internacional aseguró que juzgaría a los talibanes por sus actos, después de que el movimiento islamista recuperara el poder tras haber sido expulsados, hace veinte años, por una coalición encabezada por Estados Unidos.
De momento, sus promesas en cuestión de derechos de las mujeres, no terminan de convencer. En los últimos días, decenas de mujeres afganas protagonizaron varias manifestaciones en Kabul para denunciar la violenta represión del régimen talibán en el valle del Panshir.
En ese valle se encontraba el último reducto de resistencia del ejército afgano, pero los talibanes lograron dominarlo -según afirmaron-, asegurando que ya “no hay guerra”.
El portavoz de los talibanes, al ser preguntado por la violenta dispersión de las manifestaciones del sábado, subrayó que los miembros de su movimiento “todavía no están formados” en gestión de protestas y pidió a los manifestantes que avisen a las autoridades de que van a concentrarse con 24 horas de antelación.