Ni un niño más, ni un día más de abuso y abandono infantil

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¡Una emergencia! Libe- rar a la infancia de la desprotección, del abu- so físico y emocional, violación sexual, golpi- zas, castigos con encie- rro, quemaduras y ame nazas aterrorizantes.

Ni un niño más, ni un día más de abuso y abandono infantil. Desgarra el alma el látigo flagelando a un ser humano, imagen horrenda que evoca la esclavitud, sus aberrantes castigos. Estremece con solo imaginarlo sobre la espalda de una niña, de un niño. Duele, y más aún porque el cable de freno de bicicleta que en Villa Vásquez dejó postrado a un menor de once años lo empuñaba su padre.

Consterna la golpiza brutal que al niño condujo al hospital y al agresor a una celda. Un caso más de tantos de maltrato a la niñez, que han situado a República Dominicana como uno de los países con peores condiciones para el desarrollo de la infancia, ciclo sagrado en el que se introyectan principios y valores que cincelarán su personalidad, su conducta, que marcarán la ruta de su existencia.

Fue una hecho de crueldad extrema, el pasado 8 de enero del 2022, año llamado a abrir una brecha a la esperanza, a irradiar luz sobre el sombrío panorama de los niños, niñas y adolescentes en situación de calle con el anunciado plan piloto para rescatarlos y protegerlos.

Un proyecto que, de cumplirse la promesa de la primera dama, Raquel Arbaje, presidenta del Gabinete de la Niñez y Adolescencia, “protegerá siempre los derechos de los niños, trabajará en garantizar su dignidad, y les ofrecerá acompañamiento en su proceso de reincorporación al hogar”.

Prevención delicuencial

Renace la esperanza con un plan que en la agenda estatal debería consignarse de alta prioridad, convertirse en modelo de prevención delincuencial, iniciando procesos tendentes a garantizar sus derechos, desarrollando estrategias que reduzcan los factores de riesgo que los mantienen en vulnerabilidad, víctimas de violencia o de actuar violentamente.

Este plan, que empezará en el Distrito Nacional (DN) y se extenderá a todo el país en su segunda fase, reclama urgencia porque la historia de abuso físico y emocional, desamor y desamparo se repite en miles de menores sin infancia, ciclo llamado a facilitar el tránsito pubertad-adolescencia-juventud, en el que tienen que lidiar con cambios biológicos y gran inestabilidad emocional.

Su ejecución reencauzaría vidas, frenaría los delitos sexuales, de los que el 29% de las víctimas son menores. Ayudaría a detener el látigo por el que deslizan enojos, frustraciones y penurias económicas del progenitor, los resabios de un padre alcohólico o drogadicto, la angustia de una madre abandonada con cuatro o cinco hijos y carencias extremas, sus dilemas y ansiedades.

No al maltrato infantil ¡Ni un niño más!

El cable, la correa, la soga los empuña la sociedad, su silencio y complicidad, la inacción, la indiferencia expresada en la falta de reclamo colectivo ante un drama que reclama un cese definitivo.

Los sostiene una sociedad impasible ante miles de niños y niñas agredidos, encerrados con candados, atados con sogas o cadenas, violados hasta por sus padres y sacerdotes, víctimas de turistas, utilizados por adultos en el tráfico de drogas, prostitución y pornografía, a los que se suman cientos de huérfanos a causa de feminicidios, que el mismo día ven morir a su madre y generalmente también al padre.

Darle seguimiento

Nueva vez surge la oportunidad de participar en la tarea impostergable de transformar la dramática situación de la niñez, de mantenerse alerta, impedir que este proyecto muera, que fracase como otros tantos, darle seguimiento, que no sea uno más engavetado o parcialmente ejecutado.

Impedir que desde su primera infancia esos niños crezcan en un medio hostil, emocional y materialmente desamparados, nutriéndose de violencia en el hogar, la escuela y la calle, acumulando agresividad en una sociedad donde la violencia física, verbal y sicológica es la forma de resolución de conflictos y corrección de conductas.

Invertir en vulnerables

El Día Mundial de la Infancia, el pasado 19 de noviembre, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) expresó profunda preocupación ante la persistente violencia contra la niñez dominicana. Reconoció logros, pero reiteró la necesidad de atención especializada e inversión focalizada en los menores en estado de vulnerabilidad.
A la vez, exhortó al Estado, al empresariado, la academia y toda la población a ser agentes de cambio para asegurar que todos los niños y niñas disfruten de su infancia, en especial los más vulnerables.

UNICEF, Muchachos y Muchachas con Don Bosco. Varias organizaciones no gubernamentales trabajan a favor de la niñez, pero no basta, el problema es de tal magnitud y de tanta prioridad que amerita un proyecto integral, acciones contundentes, sistemáticas, el decidido apoyo gubernamental, la incorporación del sector privado, de toda la sociedad.

Revive la esperanza el referido plan originalmente anunciado el 24 de noviembre de 2021 por Arbaje, y formalmente presentado el 16 de diciembre por el Consejo Nacional de la Niñez y Adolescencia (CONANI), en un acto en el que la Primera Dama destacó la labor en este proyecto de la alcaldía del DN, entidad propulsora del mismo.

No hay estadísticas precisas sobre el número de menores en situación de calle, dijo, pero se estima que con el impacto económico de la covid-19 puede haberse incrementado de manera significativa.

“Sin embargo, lo que importa –agregó- no es la cantidad, pueden ser muchos o pocos. Lo que importa es que no haya ningún niño, niña o adolescente viviendo fuera de un hogar y sin las condiciones materiales o sociales que les garanticen crecer con dignidad”.

¡Es lo que importa!. Ni un niño más sin otro techo que el cielo, durmiendo en zaguanes o bajo un puente. Ni una niña más sometida a ataques físicos y sicológicos, acoso y explotación sexual. Ni un adolescente más víctima de acciones aberrantes en albergues, de revictimización en centros de reeducación. Ni un niño más.

¡Ni uno más!
 Esa debe ser la consigna del Gobierno y de toda la sociedad.

Protección infantil: Inversión rentable y con futuro

Es deber del Estado asignar los recursos presupuestarios necesarios para que el sistema de protección de la infancia cumpla la finalidad para la que fue creado.

“No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección de los niños, y que tengan acceso a sus derechos, primero por un tema ético; segundo porque favorece su pleno desarrollo, y tercero, y no menos importante, porque es la inversión más rentable para un país, ya que con una infancia bien cuidada la nación tendrá un buen capital humano que asegurará un mejor desempeño económico, social, sostenible y además más equitativo”. (Rosa Elcarte, representante de UNICEF en RD).

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