¿Qué es la parálisis del sueño? Cuando el cerebro despierta antes que el cuerpo

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La parálisis del sueño es un trastorno que consiste en la imposibilidad de moverse y hablar cuando se pasa del sueño a la vigilia

La parálisis del sueño es un fenómeno por el que se produce un despertar incompleto de la persona. Aparece en las transiciones entre el estado de sueño y vigilia, normalmente en el momento de comenzar a dormir o en el de despertarse.

Este trastorno del sueño, que se sitúa dentro del grupo de las parasomnias, según la Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño, afecta a 1 de cada 1.000 habitantes.

En una entrevista concedida a EFEsalud, el doctor Diego García-Borreguero, director del Instituto de Investigaciones del Sueño (IIS), y expresidente de la Sociedad Española del Sueño (SES), explica las características de la parálisis del sueño; un fenómeno del que destaca «tal vez sea más frecuente de lo que pensamos».

Durante la fase del sueño REM (rapid eye movements) existe una gran activación de la corteza cerebral, se producen los sueños y se da una atonía muscular generalizada. En ocasiones, estas características fisiológicas del sueño REM, «se introducen de alguna manera en la fase NO REM, es decir, entre el sueño más profundo y la vigilia», explica el doctor.

La persona que se encuentra bajo esta parálisis, está cognitivamente despierta pero experimenta una sensación de paralización de, prácticamente, toda la musculatura voluntaria excepto los ojos y el diafragma respiratorio. También es característica la paralización de la laringe, lo cual imposibilita el habla de la persona mientras se produce este trastorno del sueño.

La duración de estos episodios suele ser variable. Generalmente son de una duración corta, de entre veinte segundos hasta dos minutos. Pasado ese tiempo, la parálisis remite espontáneamente y sin consecuencias. Hablar de un período de duración más largo es inhabitual.

«Cualquiera de nosotros, en una situación de privación del sueño crónica o continuada, puede en algún momento acabar desarrollando parálisis del sueño», asegura García-Borreguero.

Entre las circunstancias bajo las que se produce este fenómeno, el doctor García-Borreguero sostiene que puede ocurrir como un síntoma aislado o en el contexto y/o acompañado de otros síntomas.

Uno de los síntomas que frecuentemente acompaña a la parálisis del sueño son las alucinaciones hipnagógicas (alucionaciones auditivas, visuales y/o táctiles). Las más comunes son las de tipo sensitivo (cenestésicas) y visuales, mientras que las auditivas son las más infrecuentes.

No obstante, el doctor matiza que «se las llama alucinaciones pero en realidad son pseudoalucinaciones«, pues la persona que las padece sabe de manera fehaciente que lo que siente, ve o escucha no es real.

Por ello, aunque este tipo de pseudoalucinaciones puedan estar detrás de supuestas experiencias paranormales, quien sufre parálisis del sueño «raramente les da credibilidad» y lo más probable es que detrás de estos sucesos «haya cuadros psiquiátricos o esquizofrénicos», argumenta el doctor.

«La parálisis del sueño sirve más como un indicador de otras enfermedades que como un síntoma que se haya de tratar en sí mismo», precisa el doctor García-Borreguero.

¿POR QUÉ SE PRODUCE LA PARÁLISIS DEL SUEÑO?

En orden de frecuencia (de mayor a menor probabilidad), las causas por las que un individuo puede llegar a desarrollar parálisis del sueño son:

Asociado a otra patología: La parálisis del sueño puede ser síntoma de otra enfermedad. La más frecuente es la narcolepsia, una enfermedad por la que se tienen dificultades para mantenerse despierto durante el día. Estos pacientes presentan de manera muy frecuente ataques de cataplejia (paralización muscular), parálisis del sueño y alucinaciones hipnagógicas.

Causa aislada relacionada a privación del sueño severa: En segundo lugar, la parálisis del sueño afecta a sujetos sanos que se encuentran sometidos a privación del sueño severa.

Causa de tipo familiar: La causa de tipo hereditario es la menos frecuente. Se produce cuando hay varios miembros de la familia que padecen parálisis del sueño como síntoma único.

Para proceder a su diagnóstico, en primer lugar habrá que descartar que el paciente sufra narcolepsia. Seguidamente, se hará una investigación sobre cuánto duerme o cuánto necesita dormir el paciente y, en su caso, determinar si hay déficit de sueño.

Si estas dos circunstancias no se producen habrá que pensar si hay más casos en la familia y se presenta, por tanto, como síntoma único.

Por tanto, si la parálisis del sueño aparece como síntoma aislado no tiene mayor importancia y no suele ser necesario tratarlo. En caso de que persista durante más de tres o cuatro semanas seguidas o de que produzca una pérdida de calidad de vida y no permita conciliar bien el sueño, habrá que acudir al especialista ya que puede realizarse un tratamiento.

LA CLAVE ESTÁ EN EL DESCANSO

El estrés o el jet lag son situaciones que comúnmente desencadenan los episodios de parálisis del sueño. Esto es así, en la medida en que al dormir menos, se entra en privación del sueño y puede producirse este trastorno como síntoma del sueño.

Mantener horarios de sueño estables, dormir por lo menos siete horas y media cada día, evitar trabajos por turnos, trasnochar o evitar la toma de fármacos que influyan sobre el sueño REM (como antidepresivos), ayudará a que estemos menos predispuestos a padecer parálisis del sueño.

Sobre los antidepresivos, señala el doctor que «son un arma de doble filo». Estos pueden ser fármacos para tratar la parálisis del sueño pero a la vez, la utilización de antidepresivos pueden dar lugar a parálisis del sueño una vez se interrumpe el tratamiento.

«Existe una lista de medicamentos que pueden tener relevancia en este sentido, por ello, deberíamos consultar al médico si la medicación que estamos tomando interfiere en este trastorno», advierte.

¿EXISTEN RIESGOS PARA LA SALUD?

No, «la parálisis del sueño no entraña ningún riesgo para la salud», asevera García-Borreguero. La duración de estos episodios es breve y no implica la paralización de ningún tejido muscular necesario para las funciones vitales.

No obstante, la primera vez que ocurre «la persona suele asustarse y pensar que la ha dado un ictus o un accidente isquémico transitorio», reconoce. En caso de que la parálisis vaya acompañada de alucinaciones hipnagógicas, el paciente «podrá pensar que se está volviendo loco».

En definitiva, es una situación que se vive con cierta angustia y en la que el paciente debe mantener el control, ya que no corre ningún peligro y pasados unos segundos o minutos, la parálisis cederá sin consecuencias.

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