En un contexto de caída, por segundo año consecutivo, de los flujos mundiales de inversión extranjera directa (IED), en 2023 ingresaron a América Latina y el Caribe 184.304 millones de dólares de IED, cifra un 9,9% inferior a la registrada en 2022, pero que aún se mantiene por encima del promedio de la última década, informó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El peso de las entradas de inversión extranjera directa en el PIB de la región también se redujo: en 2023 representó el 2,8%. No obstante, la participación de la región en el total mundial de flujos de IED (14%) fue mayor al porcentaje promedio de la década de 2010 (11%), señala el informe anual La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2024 divulgado en conferencia de prensa en Santiago de Chile.
La disminución de los flujos de IED recibidos por Brasil (-14%) y México (-23%), los dos países con mayor participación en las entradas totales, explica, en gran medida, el resultado de la región, indica el estudio.
En América del Sur, Perú también experimentó una disminución bastante pronunciada de las entradas de IED (-65%), mientras que Argentina y Chile experimentaron un aumento (57% y 19%, respectivamente).
En Centroamérica y en el Caribe también se recibieron más inversiones que en 2022 (12% y 28%, respectivamente). En Centroamérica, casi todos los países recibieron más IED, destacándose el crecimiento en Costa Rica (28%) y Honduras (33%), mientras que el aumento en el Caribe se debe sobre todo al incremento de las entradas en Guyana (64%) y República Dominicana (7%).
“La inversión extranjera directa puede ayudar a enfrentar, en particular, la primera de las tres trampas de desarrollo en las que está sumida América Latina y el Caribe: la trampa de baja capacidad para crecer. Para ello se necesitan políticas de atracción de inversiones que coloquen el énfasis no solo en la atracción, sino también en lo que sucede luego del establecimiento, y que conecten estas políticas con las políticas de desarrollo productivo de los países y sus territorios. Todo esto requiere fortalecer las capacidades técnicas, operativas, políticas y prospectivas (TOPP) en la materia”, afirmó el Secretario Ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, al presentar las principales conclusiones del estudio.
Desde el punto de vista sectorial, un 46% de la inversión extranjera directa en 2023 se dirigió a servicios, aunque este sector recibió menores inversiones que en 2022 (-24%).
Las inversiones en manufacturas volvieron a crecer por segundo año consecutivo (+9%), con incrementos en Centroamérica, Colombia, México y República Dominicana. Las entradas en el sector de recursos naturales también crecieron (+16%), pese a la caída registrada en Brasil.
En cuanto a los componentes de la IED, la reinversión de utilidades aumentó un 15%, representando casi la mitad de las entradas en 2023, mientras que los aportes de capital y los préstamos entre empresas se redujeron un 22% y un 36%, respectivamente.
Estados Unidos y la Unión Europea fueron los principales inversionistas, el primero con 33% del total y la UE con 22% (sin Países Bajos ni Luxemburgo). China, en tanto, redujo sus inversiones en la región.
Por otra parte, la inversión de la región en el exterior (translatinas) cayó 49%, retornando a niveles normales luego del máximo alcanzado en 2022.
Salvo excepciones, la IED continúa concentrándose en sectores y países que ofrecen recursos naturales o mano de obra relativamente barata, dice la CEPAL. El objetivo es lograr agregar más valor, en el caso de los recursos naturales, así como diversificar y escalar hacia sectores con mano de obra más calificada, e incrementar los derrames tecnológicos y encadenamientos productivos que se deriven de esta inversión, apunta el organismo regional de las Naciones Unidas.
Precisamente, en el segundo capítulo del informe se presentan 17 lineamientos para la formulación y el fortalecimiento de políticas de atracción de IED como factor de desarrollo productivo sostenible e inclusivo en la región.
Para ello se analizan las experiencias de las Agencias de Promoción de Inversiones de ocho países de América Latina y el Caribe (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Uruguay), así como las iniciativas en este ámbito de países como Malasia, Polonia, Sudáfrica y Turquía, entre otras fuentes de información.
En la misma línea, y dada la importancia de darle una aproximación territorial a los esfuerzos en materia de desarrollo productivo, en el tercer capítulo del documento, a partir de estudios de caso de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México, se ofrecen seis lineamientos para promover la inversión extranjera directa subnacional.
Además de diseñar políticas de atracción de inversiones como parte de las políticas de desarrollo productivo, es clave que los países basen su implementación en arreglos de gobernanza al más alto nivel político y fortalezcan sus capacidades TOPP, subrayó José Manuel Salazar-Xirinachs. De igual manera, urge involucrar a actores del sector público, privado, academia y sociedad civil en la construcción e implementación de estrategias de IED para garantizar legitimidad, cooperación y aprovechamiento de los beneficios post establecimiento.
Promoción
Se requiere dotar a las Agencias de Promoción de Inversiones de recursos, personal calificado y estabilidad en la continuidad de esfuerzos para promover inversiones eficazmente; implementar un sistema riguroso de monitoreo y evaluación de las políticas, incentivos y condicionalidades; desarrollar políticas y proyectos que fortalezcan el ambiente de negocios, incluyendo incentivos bien diseñados y la promoción de iniciativas clúster que aborden cuellos de botella específicos; y fomentar actividades de investigación y desarrollo (I+D), capacitación de talento humano, y desarrollo de proveedores, entre otros.
Asimismo, es importante focalizar la atracción de la IED hacia sectores o áreas consideradas prioritarias para el desarrollo productivo sostenible de la región. La CEPAL ha propuesto al menos 14 sectores impulsores en la industria, los servicios y en áreas relacionadas con el Gran Impulso para la Sostenibilidad. Entre ellos se destacan la industria farmacéutica y de ciencias de la vida; la industria de dispositivos médicos; la exportación de servicios modernos habilitados por las TIC; la sociedad del cuidado; el gobierno digital; la transición energética; la electromovilidad; la economía circular; la bioeconomía; la gestión sostenible del agua; y el turismo sostenible, por nombrar algunos. Es importante que los esfuerzos de atracción de IED tengan un enfoque sectorial y de clústeres, con el fin de maximizar los beneficios.
Contar con infraestructura, capacidades productivas, habilidades y un conjunto de actividades complementarias a lo largo de la cadena de valor ha demostrado ser esencial para las decisiones de inversión y los beneficios posteriores, sostiene la Cepal.
Las agendas nacionales y territoriales deben apoyarse en arreglos institucionales multiactor y multinivel que permitan aprovechar sinergias y minimizar duplicidades, fortaleciendo las capacidades y la coordinación entre agentes.