Juan Reinaldo Sánchez decía haber conocido al verdadero Fidel Castro, al hombre que estaba detrás del símbolo vestido de verde olivo.
Durante 17 años, el exteniente coronel fue parte del círculo más íntimo de escoltas del recientemente fallecido líder de la revolución cubana.
Sus anécdotas, y sobre todo, las fotos que lo muestran desenfadado cerca del expresidente cubano, parecen confirmarlo. Incluso, en unas imágenes filmadas de forma independiente por la BBC en Cuba en 1993, Sánchez aparece al lado del comandante. (Ver video)
Pero Sánchez cayó en desgracia hace 20 años. Su hermano desertó y él terminó en prisión hasta que escapó en una lancha a Miami en 2008.
En 2014 publicó el libro «La vida secreta de Fidel Castro», en el que aseguró hacer revelaciones explosivas.
Un año después falleció a los 66 años.
BBC Mundo conversó con él en 2014.
En su momento, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba no dio respuesta a la solicitud de la BBC para reaccionar sobre la entrevista.
Una vida de riquezas
La mayor revelación de Sánchez en su libro tiene que ver con lo que él considera la riqueza personal de Fidel Castro.
«En el libro yo ofrezco las evidencias de que Fidel tenía una vida de lujos», asegura Sánchez.
«No muchas personas en el mundo pueden decir que tienen una marina privada con cuatro yates, un bote de pesca y más de 100 hombres que cuidan esas propiedades».
«Nadie en Cuba sueña con tener un coto de caza personal, más de 20 residencias que yo conocí y una isla privada, Cayo Piedra, (al sur de Bahía de Cochinos) que cuenta con un restaurante flotante y un delfinario donde Fidel llevaba a su familia y amigos cercanos», cuenta Sánchez.
«Al contrario de lo que siempre ha dicho, Fidel nunca ha renunciado a las comodidades capitalistas o escogido vivir en la austeridad. Su modo de vida es el de un capitalista sin ningún tipo de límite», escribe en el libro.
Esta no es la primera vez que se afirma que Castro goza de una gran riqueza.
En 2006 la revista Forbes incluyó al líder cubano en su lista de los 10 «reyes, reinas y dictadores» más ricos, citando a funcionarios no identificados que afirmaban que Fidel contaba con una fortuna lograda con los beneficios de las empresas de propiedad estatal.
El líder cubano negó vehementemente el informe en esa época.
De hecho, todas estas acusaciones siempre han sido negadas por el gobierno cubano, quien en ocasiones afirmó que Castro vivía de su salario oficial equivalente a US$36 al mes.
Doble personalidad
Sánchez describió a Fidel como un hombre carismático e inteligente, pero manipulador, egocéntrico y de sangre fría.
Para Cuba y los cubanos, su vida privada siempre fue tratada como secreto de Estado.
«Fidel yo diría que tenía una doble vida, así lo veía yo. Fidel Castro tenía una imagen pública de una persona sencilla y modesta, hasta afable, pero en su vida privada era algo muy diferente«, agrega.
«Yo nunca lo vi con una expresión de cariño hacia su familia, nunca lo vi darle un beso a sus hijos en la mañana. Las relaciones entre la familia eran más bien frías y distantes».
«A juzgar por lo que yo pude ver en su residencia de Punto Cero, la relación con su esposa Dalia Soto del Valle, era también así. Ella era como su ayudante personal, le traía documentos para leer, o lo que él necesitara. Pero nunca vi el afecto que uno se imagina en una matrimonio«.
«Con sus amantes su actitud era otra. Era más cortés y hasta les llevaba flores en los cumpleaños».
Drogas
Tal vez la acusación más seria de Sánchez en su libro tiene que ver con el supuesto tráfico de drogas.
Sánchez alega que Fidel le dio protección en Cuba a un conocido traficante de drogas, aunque no sugiere que Castro obtuvo beneficios económicos.
Sin embargo, Sánchez asegura que nunca escuchó nada que vinculara a Castro con el supuesto tráfico de drogas de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
«Ese fue el momento en el que Fidel dejó de ser mi ídolo. Para mí, él era lo más grande, el hombre por el cual yo estaba dispuesto a morir«, recuerda.
«Pero a partir de ese momento me decidí a encontrar una manera de salir porque no podía entender que estuviera protegiendo a un hombre que había negado públicamente cualquier implicación en el tráfico de drogas».
Es difícil saber si las acusaciones de Sánchez son ciertas o no. Lo concreto es que Castro emerge del libro como el jefe de un negocio familiar, inclinado a tratar a la empresa como su propiedad privada.