Cómo América Latina puede mejorar los resultados de las pruebas PISA 2015

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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que analiza año tras año, en 60 países, el rendimiento escolar de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria –hacia los 15 años–, dio a conocer su más reciente informe el pasado martes 6 de diciembre.

Según la OCDE, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) «cubre las áreas de lectura, matemáticas y competencia científica«, aunque la evaluación de este año tuvo como eje las ciencias.

Los resultados de las pruebas sirven como un llamado de atención para América Latina, región que continúa marcada por una enorme desigualdad, a pesar de contadas excepciones en las que el crecimiento económico ha impactado de manera favorable en los sectores más humildes.

Más allá de que los resultados han sido analizados hasta el hartazgo por distintos referentes en educación, los números son contundentes. Un 63 por ciento de los estudiantes en la región carece de habilidades elementales en matemáticas, con casos particulares que alcanzan la preocupante cifra del 91 por ciento.

Elena Dolinski de Montilla, reconocida experta en educación universitaria

Elena Dolinski de Montilla, reconocida experta en educación universitaria

A pesar de que la educación en América Latina continúa siendo relativamente sólida, los exámenes difundidos hablan de la necesidad de mejoras significativas y el replanteo de distintos métodos y formas de encarar la educación que han quedado desactualizados en un mundo donde la tecnología es protagonista.

Elena Dolinski de Montilla, experta en educación asentada en los Estados Unidos, se basó en un reciente artículo del periodista Andrés Oppenheimer en el que se destacaban los cinco desafíos de la educación para mejorar sus resultados, para plantear las medidas por ser tomadas en el corto plazo en la búsqueda de un mejoramiento educativo.

“Aquí aprendemos lo mismo repetidamente, grado tras grado escolar. Allí es donde debe haber un cambio bien significativo, además de mejorar la enseñanza preescolar, dado que de allí parte todo, es el semillero”

Según Dolinski, resulta fundamental tomar en cuenta no sólo la desigualdad en la región, sino hacer más atractiva la carrera de los maestros, lo que no implica únicamente alcanzar mejoras salariales, sino aumentar el acceso a programas de desarrollo profesional mediante los cuales los encargados de educar a jóvenes puedan perfeccionar sus herramientas pedagógicas.

Singapur lidera a nivel mundial en este aspecto y se destaca por incentivar a sus profesores a tomar cursos de entrenamiento, que representan unas 100 horas anuales y mediante los cuales se mantienen actualizados en lo que respecta a las últimas tendencias educativas.

(istock)

(istock)

Otro de los grandes desafíos se centra en enseñarles a los jóvenes a pensar como científicos, lo que según Dolinski concierne a «la capacidad de los estudiantes para participar y entusiasmarse, poder llegar a manipular y entender lo que aprenden«.

La licenciada pone el foco en diferenciar el contenido pragmático y, por otro lado, su aplicación práctica en la vida real y además destaca la urgente necesidad de saber enseñar poco pero en profundidad. «La exigencia debe ser alta, con mucha coherencia y progresión en contenido. Coherencia es aprender algo muy bien, luego lo asimilas y recién después progresas al siguiente paso«, señaló Dolinski en diálogo con Actualidad 1020.

Además destacó las diferencias entre los manuales educativos utilizados en América Latina en comparación con otras regiones, como Asia, más precisamente en Japón, donde los libros de estudio tienen una extensión significativamente menor.

La experta asegura que la clave radica en enseñar poco pero en profundidad y compartió que uno de los grandes aspectos que mejorar en la región es el de la repetición de los contenidos a lo largo del período escolar.

Independientemente de que el acceso al primer escalafón educativo ha avanzado en la región, expertos aseguran que queda un largo camino por recorrer para que los más pequeños alcancen su primera experiencia pedagógica.

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