Las llamadas dietas son regímenes nutricionales enfocados con la finalidad de conseguir un objetivo que puede ser perder o aumentar de peso, ganar masa muscular, controlar alguna condición de salud, entre otros.
A pesar de que la mayoría está dirigida a obtener una mejoría, algunas llegan a ser tan extremas o poco equilibradas, que en lugar de ofrecer bienestar pueden convertirse en la causa de enfermedades, deficiencias o desequilibrios.
Conocer cómo funcionan las dietas y los factores a tomar en cuenta para su efectividad puede ser decisivo no solo en la parte estética, sino más que nada en la salud.
¿Existen dietas que ponen en riesgo nuestra salud?
Sí, hay muchas dietas que a mediano plazo comprometen la salud e incrementan la probabilidad de desarrollar enfermedades degenerativas asociadas a la edad avanzada.
¿Cómo puede una mala dieta afectar la salud?
Una mala dieta puede acelerar los procesos de envejecimiento, especialmente del sistema cardiovascular.
Las dietas que provocan estos problemas son las que se enfocan solamente en reducción o en control de calorías sin importar la calidad de esas calorías. Lo que determina en realidad si una dieta es buena o no es el tamaño de las porciones y la calidad de las calorías, además de la procedencia de los alimentos ingeridos.
No es lo mismo consumir mil calorías de vegetales verdes, pescado procedente directamente del mar, carne orgánica o huevos criollos, que hacer una dieta de las mismas mil calorías pero de alimentos como pizzas, hamburguesas, galletas o carnes procesadas. Van a ser mil calorías en ambos casos, pero el impacto en la salud no es el mismo.
¿Cómo podemos hacer que una dieta funcione?
Lo primero a tomar en cuenta es que ninguna dieta está supuesta a someternos a pasar hambre.
Por otro lado debemos tomar en cuenta que en la actualidad llevamos un estilo de vida muy rápido, con mucho estrés y los alimentos suelen ser un aliciente para las personas sobrellevar esto.
Entonces, cuando decidimos cambiar la forma en que estamos comiendo para mejorar nuestro físico o salud, debe haber una estrategia específica en la cual lo primero sea cambiar algunas comidas y no todas.
Cuando cambiamos todas las comidas de forma repentina salimos de manera brusca de nuestra área de comodidad, la cual nos sirve de equilibrio para contrarrestar los efectos del estrés y las tensiones que llevamos diariamente. Esto no es lo recomendable ya que no vamos a lograr abandonar de un día a otro lo que nos hace sentir bien.
Cuando hacemos un cambio y a la vez tenemos retroalimentación positiva, no nos sentimos miserables, comenzamos a ver cambios en nuestros cuerpos y vamos cambiando nuestra conducta hacia los alimentos.
¿Qué es lo más riesgoso de llevar una mala dieta?
El desgaste que vamos experimentando internamente en las articulaciones, en los órganos, pero sobre todo lo que tiene que ver con el envejecimiento prematuro del cerebro y a nivel celular.
¿Cómo podemos saber si la dieta que estamos considerando es buena o no?
Si un plan nutricional lo que hace es ponerlo en mucho más ansiedad y estrés, no lo disfruta y tiene que recurrir a otras actividades como tomar café, ejercicio en exceso o cualquier vicio para poder palear el estrés del día a día, quiere decir que esa dieta no está aportando lo que debería.
Casi todos los enfoques nutricionales están equivocados porque no van en la dirección correcta. Hay que entender que el principal causante del deterioro físico es el estrés.
Cuando se toman en cuenta los diferentes factores que generan ese estrés entonces se puede determinar el enfoque nutricional idóneo para la persona.
¿Existen dietas sanas que nos permitan perder mucho peso en pocos días?
Para mí, la mejor dieta es aquella que aporta todos los nutrientes, en la cual se coma con moderación y que esté basada en alimentos de procedencia orgánica.
¿Cómo sabemos que debemos parar una dieta?
Si está llevando una dieta para alcanzar un objetivo realista y dejó de experimentar cambios, debe variar la dieta o revisar su estilo de vida.