Unos 12 millones de turistas extranjeros visitaron la emblemática ciudad de Nueva York en 2016, convertida en uno de los destinos turísticos más populares del mundo, sólo detrás de otras grandes metrópolis como París y Londres. A diferencia de núcleos urbanos del viejo mundo donde el ritmo de vida es más tranquilo, la «Gran Manzana» se distingue por ser la ciudad que nunca duerme, algo que aparentemente ha quedado demostrado una vez más tras la inauguración de un coqueto nuevo hotel en la zona que se conoce como Lower East Side.
El «Public Hotel» de Ian Schrager – fundador del emblemático club nocturno Studio 54, famoso por sus fiestas marcadas por los excesos y la presencia de las grandes figuras de la era- es una de las nuevas opciones cinco estrellas en Manhattan, pero no son sus características de confort ni la carta de su restaurante las que han generado titulares últimamente.
Al parecer, el edificio que fue abierto al público el pasado junio ha sido escenario de verdaderos shows sexuales protagonizados por sus huéspedes, según denuncias de los vecinos de la zona hechas a las autoridades correspondientes. «Hombres con hombres, mujeres con mujeres… Ni siquiera se molestan en cerrar las cortinas», dijo la abuela de 68 años Leonor Fernandez al New York Post.
Otros residentes de la zona, caracterizada hasta hace poco por sus vecinos de avanzada edad y familias de bajo perfil, denunciaron al periódico local que los huéspedes ni siquiera se molestan en permanecer en sus camas durante el acto sexual y en la mayoría de los casos realizan verdaderos shows contra los enormes ventanales. A toda hora del día, varias veces durante la jornada.
El flamante hotel de 28 pisos y 376 habitaciones promueve el «lujo accesible» con tarifas desde USD 225 la noche, y su propietario compartió al momento de la inauguración que, además de ser un lugar para dormir, «un hotel debe acelerarte también el pulso», algo que aparentemente ha logrado con éxito desde su apertura.
Al menos 47 quejas formales por ruidos excesivos han sido presentadas ante las autoridades de la ciudad, sobre un total de 311 denuncias por otros motivos, desde la inauguración del Public Hotel. Debbie Gonzalez, de 64 años, fue otra de las vecinas citada por el New York Post. «Un hombre se levantó y se paró frente a la ventana para luego comenzar a masturbarse», dijo la mujer con problemas del corazón que ahora además tiene problemas para dormir.
Sorprendentemente, las denuncias hechas contra el nuevo hotel no sientan un precedente en Nueva York donde ya han sido reportados otros casos de exhibicionismo y shows sexuales en establecimientos como The Standard en el área del High Line, elegido por aquellos que disfrutan ser vistos por voyeuristas a través del vidrio de las ventanas de sus habitaciones.