SAN FRANCISCO – Cuando usted tira del auricular sobre sus ojos y el juego comienza, usted es transportado a una pequeña habitación con paredes blancas. Tu tarea es salir de la habitación, pero no puedes usar las manos. No hay joystick ni almohadilla de juego. Debes usar tus pensamientos.
Te vuelves hacia una bola en el suelo, y tu cerebro envía una orden para recogerla. Con otro pensamiento, usted envía la pelota estrellándose contra un espejo, rompiendo el cristal y revelando algunos números garabateados en una pared. Usted mentalmente los números de tipo en un gran teclado de la puerta. Y usted está fuera.
Diseñado por Neurable, un pequeño start-up fundado por Ramses Alcaide, ingeniero eléctrico y neurocientífico, el juego ofrece lo que podríamos llamar un ratón de computadora para la mente, una forma de seleccionar elementos en un mundo virtual con sus pensamientos.
Incorporando un auricular con gafas de realidad virtual y sensores que pueden leer sus ondas cerebrales, este prototipo se encuentra a pocos años del mercado. Y está limitado en lo que puede hacer. No puedes seleccionar un objeto con tu mente a menos que primero mires en su dirección general, reduciendo el número de elementos que puedes estar considerando.
Pero funciona. Recientemente he jugado el juego, que tiene el título de trabajo Awakening, cuando Alcaide y dos empleados de Neurable pasaron por San Francisco, y unos cientos de otros lo probaron este mes en la conferencia de computación gráfica de Siggraph en Los Ángeles.
El prototipo es uno de los primeros frutos de un esfuerzo generalizado para abrazar la tecnología que fue una vez la ciencia ficción – y en algunos aspectos sigue siendo. Impulsado por las recientes inversiones del gobierno de los Estados Unidos y por la mentalidad de rebaño que tan a menudo caracteriza el mundo de la tecnología, una serie de empresas nuevas y grandes como Facebook están trabajando en maneras de controlar mentalmente las máquinas. También están buscando formas más sencillas de utilizar la tecnología de realidad virtual.
«La neurotecnología se ha enfriado», dijo Ed Boyden, profesor de ingeniería biológica y ciencias cerebrales y cognitivas en el Laboratorio de Medios del MIT, quien asesora a una de esas empresas.
El creciente interés en la neurotecnología es en parte el resultado de un esfuerzo de la administración Obama comenzó en 2013. La iniciativa ayudó a crear un importante financiamiento gubernamental para las empresas de interfaz cerebral y el trabajo relacionado en la academia.Luego Elon Musk, el fundador de Tesla y SpaceX, comenzó a promover la idea y su última empresa, Neuralink. Esta combinación ha atraído el interés de las empresas privadas de capital riesgo.
«Con el teléfono inteligente, estamos empezando a alcanzar los límites de lo que podemos hacer», dijo Doug Clinton, fundador de Loup Ventures, una nueva firma de capital de riesgo que ha invertido en Neurable. «Estas empresas son el siguiente paso».
El prototipo Neurable muestra lo que es posible hoy en día. Usando la electroencefalografía , o EEG – un medio de medir la actividad cerebral eléctrica que ha existido por décadas – la empresa puede proporcionar formas sencillas de interactuar mentalmente con un juego. Algunas empresas esperan ir mucho más lejos, y quieren construir formas de realizar casi cualquier tarea de computación con la mente. Imagine una interfaz de cerebro para escribir rápidamente en un teléfono inteligente.
Incluso para los empresarios de Silicon Valley como el Sr. Musk, la fijación de esa meta empuja el optimismo tecnológico a nuevas alturas.Algunos esfuerzos parecen particularmente quijotescos. Musk dijo en una entrevista que Neuralink planeaba desarrollar formas de implantar el hardware en los cráneos de personas completamente sanas.
En Neurable, que tiene su sede en Boston, el Sr. Alcaide y los miembros de su equipo están empujando los límites de los auriculares EEG.Aunque los sensores pueden leer la actividad eléctrica del cerebro desde fuera del cráneo, es muy difícil separar la señal del ruido. Utilizando algoritmos de computadora basados en la investigación que el Sr. Alcaide publicó originalmente como estudiante de doctorado en la Universidad de Michigan, Neurable trabaja para leer la actividad con una velocidad y exactitud que no suele ser posible.
Los algoritmos aprenden de su comportamiento. Antes de jugar el juego, los entrenas para reconocer cuando estás enfocando tu atención en un objeto. Un pulso de luz rebota alrededor de la sala virtual, y cada vez que golpea una pequeña bola de colores delante de ti, piensas en la pelota. En ese momento, cuando te enfocas en la luz y estimula tu cerebro, el sistema lee los picos eléctricos de tu actividad cerebral.Después de hacer esto por unos minutos, el juego aprende a reconocer cuando se está concentrando en un elemento. «Miramos señales cerebrales específicas», dijo Alcaide, «y una vez que las comprendamos, podemos usarlas».
Cuando juegas el juego, la misma luz rebota alrededor de la sala virtual. Cuando golpea el artículo que está pensando, el sistema puede identificar el aumento de la actividad cerebral.
La técnica funciona con equipos que ya existen. El prototipo de Neurable utiliza gafas de realidad virtual de HTC, una compañía de electrónica de consumo, y siete sensores de EEG colocados en lugares específicos alrededor de su cabeza. Pero dado los límites físicos de lo que estos sensores pueden leer, es improbable que un juego basado en EEG haga más que lentamente y simplemente seleccione objetos digitales.
Algunas empresas están trabajando para ir más allá de eso. Facebook, por ejemplo, está explorando métodos para leer ópticamente la actividad cerebral desde fuera del cráneo. Tal sistema iluminaría la luz en el cerebro para leer directamente cambios químicos.
«¿Qué pasaría si pudieras escribir directamente desde tu cerebro?» Regina Dugan, de Facebook, dijo esta primavera que dio a conocer los esfuerzos de la compañía para construir este tipo de interfaz óptica.«Suena imposible, pero está más cerca de lo que te das cuenta». En pocos años, dijo, Facebook espera tener un sistema que permita a la gente escribir con sus pensamientos cinco veces más rápido de lo que ahora escriben usando un teclado de smartphone.
Eso está mucho más allá del ámbito de la investigación actual, y varios neurocientíficos se preguntan si será posible, argumentando que esa velocidad sólo vendrá con dispositivos plantados dentro del cráneo.
Varias start-ups ahora están trabajando para hacer precisamente eso.Pero algunos, incluyendo una start-up de Silicon Valley llamada Paradromics, esperan hacer esto como una forma de tratar a las personas con condiciones médicas como ceguera, sordera y parálisis.
Implantar el hardware en el cerebro es peligroso, pero la recompensa para los pacientes podría compensar los riesgos. Para empresas como Paradromics, el objetivo es perfeccionar y ampliar significativamente los métodos actuales, proporcionando una manera más rápida y completa para que los pacientes operen máquinas con sus pensamientos.
El Neuralink del Sr. Musk se está moviendo en una dirección similar, pero las ambiciones de la compañía parecen estirarse mucho más lejos, para eventual implantar virutas en cerebros sanos de la gente.
Los peligros de la cirugía cerebral hacen esto poco probable. Pero Boyden dijo que había algunas posibilidades.
«Me parece inverosímil que un implante que ir directamente en el cerebro de alguien con cero problemas de salud», dijo. «Pero si las compañías toman el enfoque correcto para ayudar a las personas con mayor necesidad, entonces puede haber una manera de que esto se extienda a las personas con condiciones menos severas, y luego se convierta en una especie de aumento cerebral».
Ciertamente, muchos de estos proyectos se enfrentarán con escepticismo. Y el entusiasmo de Silicon Valley no siempre concuerda con las limitaciones físicas de la medicina y el cuerpo humano.
«En las ciencias físicas, hay límites físicos», dijo Matt Angle, neurocientífico y fundador de Paradromics. «Pensar que serás capaz de soplar a través de las leyes fundamentales por pura ambición y el entusiasmo es ingenuo.»
