Antes del mediodía inglés, 11 GMT, Doria Ragland, y su hija Meghan Markle llegaron a la capilla St. George en el castillo de Windsor mientras una multitud de la esperaba.
Madre e hija bajaron del Rolls-Royce Phantom, y ya desde el auto se percibía la emoción de la suegra del príncipe Harry. Ingresó sola, a la capilla ya que Thomas Markle no pudo viajar por problemas de salud. Enfundada en un vestido en verde pastel con saco 7/8 de Oscar de la Renta y un discreto tocado. Un look que respetaba el protocolo aristocrático.
Una vez adentro, se sentó cerca del altar y se la notaba nerviosa y expectante contemplando todo a su alrededor. La cámaras del interior del recinto registrarlo el momento donde la madre de la actriz no pudo contener las lágrimas al ver a su hija camino al altar, espectacular con un vestido diseñado por la británica Clare Waight Keller.
La imagen de la suegra de Harry ya dio vuelta al mundo, ya que la instructora de yoga no dejó a trás su particular estilo: rastas y su piercing en la nariz.
Doria arribó a Londres 72 hs y fue recibida por la asistente personal de su hija que la ayudó con los preparativos de la boda. Todavía vive en Los Ángeles, donde tiene un modesta casa color verde y una sola planta en el vecindario Crenshaw.
Trabaja como instructora de yoga y hace dos años se graduó como trabajadora social, unos estudios que poco después empezó a poner en práctica en una institución de salud mental.