San Bernardino: Conmueve a familias visita de los Obama

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Obama

Mandy Pifer estaba sentada sola en una mesa en la biblioteca de la secundaria Indian Springs frente a un pequeño letrero con el apellido impreso de su novio, una de las víctimas fatales del ataque terrorista en San Bernardino.

En el mismo recinto también estaban sentados en ansiosa espera los parientes de las otras 13 personas que perdieron la vida en aquel trágico suceso. Algunos tenían en sus manos programas de servicios fúnebres, así como fotografías y biografías de los fallecidos.

Una de las personas llevó la invitación que su cuñado había conseguido para asistir a la ceremonia de asunción del presidente Barack Obama y que había sido para el fallecido motivo de alegría.

Cuando Obama y la primera dama Michelle Obama ingresaron al recinto y recorrieron cada una de las mesas para dedicar unos 10 minutos a cada una de las familias el viernes en la noche, el dolor, la tristeza y la decepción estaban más que patentes 17 días después del ataque.

Algunos derramaron lágrimas. Otros hicieron preguntas. Todos recibieron un abrazo.

“Simplemente sentí que en verdad estuvieron presentes en su conversación conmigo”, declaró Pifer. “Están hartos y cansados de hacer estas cosas, reunirse con nuestras familias”.

Durante casi tres horas, el presidente y su esposa se reunieron con parientes de los nueve hombres y cinco mujeres muertos a tiros el 2 de diciembre a manos de una pareja casada que abrió fuego contra los asistentes a un convivio navideño de empleados en San Bernardino, a unos 96 kilómetros (60 millas) al este de Los Ángeles. Uno de los atacantes era compañero de trabajo de las víctimas.

La consolación de familias y personas que han sufrido la violencia derivada de las armas de fuego se ha convertido en un ritual triste para Obama en el tiempo que ha estado en la presidencia. La reunión del viernes tuvo lugar en momentos en que algunas familias continúan enterrando a sus muertos.

“Mi hermano jamás recuperará a su hija”, dijo George Velasco, cuya sobrina, Yvette Velasco, de 27 años, perdió la vida durante el ataque. “Pero por lo menos sabemos que toman lo ocurrido muy en serio”.

Cuando Obama se acercaba a la mesa en la que estaba la familia Velasco dijo a esas personas que nada de lo que pudiera decir los consolaría nunca, pero les indicó que lamentaba con sinceridad la pérdida que habían sufrido, señaló Velasco.

La familia le mostró al presidente una fotografía de Yvette Velasco que tenían en un teléfono celular y el padre de ella dijo a Obama lo orgulloso que estaba por la labor de su hija como inspectora del Departamento de Salud Ambiental en el condado.

Obama dijo a esa familia que él y su esposa también son padres y que “no podían imaginar una pérdida como la nuestra”.

“No podía creer que él estuviera pasando tanto tiempo con nosotros”, declaró Velasco. “Era sincero. Pude sentirlo. Era algo que él realmente sentía y en lo que creía”.

El ánimo en el recinto fue sombrío, aunque cada familia pareció reanimarse cuando Obama llegaba a la mesa en la que se encontraban. Algunas familias trajeron a muchos parientes mientras otras sólo a uno.

Había muchos niños pequeños inquietos y adolescentes con hambre. Para algunos fue la primera vez que conocieron a muchas de las demás familias que sufrieron la pérdida de un pariente en el ataque. Algunas personas intercambiaron relatos y números telefónicos.

Las reuniones con Obama se centraron principalmente en el dolor, pero algunos también abordaron la violencia de las armas de fuego y las acciones para prohibir la posesión y venta de fusiles tipo militar.

Los atacantes, los esposos Syed Rizwan Farook y Tashfeen Malik, estaban armados con fusiles de asalto y dos pistolas, según los investigadores.

Karen Fagan, cuyo ex esposo Harry Bowman, de 46 años, murió en el ataque, dijo que también se conversó sobre poner fin al discurso de odio y la intolerancia.

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