A medida que nuestros ancestros evolucionaban fueron perdiendo el pelo corporal hasta convertirse en el único mono desnudo del planeta. Sin embargo,el pelo no deseado del todo, sino que se repartió por algunas zonas concretas mientras que dejó otras completamente lampiñas. Por ejemplo, los brazos y piernas humanas son (más o menos) peludas pero no las palmas de las manos ni de los pies. ¿Por qué? Investigadores de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania creen haber encontrado la respuesta a esta pregunta fundamental en la evolución humana.
Sus hallazgos revelan la existencia de un inhibidor natural secretado en el desarrollo de la piel sin pelo que bloquea una vía de señalización, conocida como la vía WNT, que controla el crecimiento del pelo. «Sabemos que la señalización de WNT es crítica para el desarrollo de los folículos pilosos; bloquearla provoca que la piel no tenga pelo y encenderlo, la formación del mismo», señala la autora principal del estudio, Sarah E. Millar. «En este estudio, hemos demostrado que la piel en regiones sin pelo produce naturalmente un inhibidor que evita que WNT haga su trabajo».
El inhibidor natural es Dickkopf 2 (DKK2), una proteína que se encuentra en tejidos embrionarios y adultos específicos donde desempeña una variedad de funciones. Los investigadores analizaron la piel plantar de ratones, aproximadamente el equivalente al lado inferior de la muñeca humana, y encontraron que el DKK2 estaba altamente expresado. Cuando eliminaron genéticamente el DKK2, el cabello comenzó a crecer en esta región de la piel normalmente sin vello.
Algunos mamíferos, como los conejos y los osos polares, desarrollan naturalmente el pelo en su piel plantar. El grupo de investigación de Millar descubrió que, a diferencia de los ratones, el DKK2 no se expresa en niveles altos en la piel plantar del conejo, lo que explica por qué el vello se puede desarrollar allí. Estos hallazgos sugieren que la producción de DKK2 en regiones específicas de la piel se ha alterado durante la evolución para permitir que se formen diferentes patrones de piel con o sin pelo de acuerdo con las necesidades del animal.
Quemaduras graves
Los folículos pilosos se desarrollan durante la vida fetal, pero su producción se detiene después del nacimiento. Como resultado, los folículos pilosos no vuelven a crecer después de quemaduras graves o heridas extensas y profundas en la piel. Millar y su equipo investigan ahora si los inhibidores de WNT secretados suprimen el desarrollo del folículo piloso en estos escenarios.
Mientras que algunas regiones del cuerpo humano son naturalmente lampiñas, otras se vuelven así debido a una variedad de enfermedades. Según la Academia Americana de Dermatología, más de 80 millones de personas en Estados Unidos tienen alopecia androgenética, también llamada calvicie de patrón masculino o femenino. Los estudios de asociación de genoma han identificado el DKK2 como un posible gen candidato asociado con esta condición, sugiriéndolo como un posible objetivo terapéutico.
«Esperamos que estas líneas de investigación revelen nuevas formas de mejorar la curación de heridas y el crecimiento del cabello, y planeamos continuar persiguiendo estos objetivos en el futuro», afirma Millar.