La Asamblea General de Naciones Unidas ratificó hoy con el apoyo de 152 países el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, que ya fue aprobado por aclamación el 10 de diciembre en Marrakech pero que en esta ocasión no ha contado con el apoyo de cinco países, entre ellos EE.UU.
El acuerdo, que no es vinculante, ha sido rechazado finalmente por Estados Unidos, Polonia, Hungría, Israel y la República Checa, mientras que otros doce países se han abstenido, entre ellos Chile, Italia y Suiza.
La presidenta de la Asamblea General, María Fernanda Espinosa, describió el acuerdo como una “oportunidad histórica” que puede ayudar a que la migración “beneficie a todos”, una proposición criticada por países contrarios al pacto, como Hungría, cuyo ministro de Exteriores, Peter Szijarto, lo calificó de “serio error”.
“Tenemos ante nosotros una oportunidad histórica de cooperar, de intercambiar buenas prácticas y de aprender unos de otros para que la migración como fenómeno que ha marcado la historia de la humanidad nos beneficie”, dijo Espinosa, antes de resaltar que lo acordado hoy es “el resultado de un amplio e intenso proceso de negociaciones”.
El secretario general de la ONU, António Guterres, por su parte dio la bienvenida a la adopción del documento y destacó que “marca el camino hacia una acción humana y sensata para beneficiar a los países de origen, tránsito y destino, así como a los propios migrantes”.
Aunque la presidenta de la Asamblea insistió en que el pacto no afecta a la soberanía de los estados, varios países utilizaron este argumento para justificar tanto su rechazo, como Estados Unidos, como su abstención, en el caso de Chile.
“No podemos apoyar un pacto que impone o podría imponer directrices internacionales, normas, expectativas o compromisos que limiten nuestra capacidad de tomar decisiones en el interés superior de nuestra nación”, dijo el representante estadounidense presente en la votación.
Asimismo, insistió en que “decisiones sobre cómo asegurar fronteras y a quién admitir para residir legalmente o para otorgar la ciudadanía están entre las decisiones soberanas más importantes que un estado puede tener y no están sujetas a negociación o revisión de instrumentos internacionales”.
Para Chile el pacto “no resguarda completamente los legítimos intereses del país y dificulta la defensa de nuestras fronteras”.
Más allá fue Hungría, cuyo ministro de Exteriores tomó la palabra para insistir en el rechazo del acuerdo por considerarlo “muy proinmigración” y porque según él “no dice nada sobre el derecho de la gente que quiere vivir en sus casas en paz como ha hecho en el último periodo de tiempo”.
Péter Szijarto calificó la migración de “fenómeno peligroso” que plantea “enormes riesgos de seguridad” para los países que reciben a los inmigrantes.
Entre los países que han apoyado el pacto se encuentra Bélgica, cuyo primer ministro Charles Michel, presentó su dimisión este martes ante las presiones de los nacionalistas flamencos, que abandonaron la coalición de Gobierno por su rechazo al pacto migratorio.