¿A qué se debe el bostezo y por qué es contagioso?

Te retamos a que leas el artículo completo sin bostezar.

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¡Qué sueño! Pensar en un bostezo nos remite sobre todo a esos momentos en los que el cansancio nos empieza a vencer y nuestro cuerpo, claramente, quiere indicarnos algo importantísimo: es hora de dormir.

Pero aguarda, porque bostezar es un fenómeno muy curioso (e irónicamente habitual) que no está causado solamente por el sueño, sino que hay otros varios estímulos y muchísimas teorías que intentan explicarlos. No hay un consenso general, pero a continuación te comentamos algunas de las propuestas científicas más aceptadas e interesantes que hay al respecto.

Antes que nada: ¿qué es un bostezo?

Bueno, parece una pregunta súper ridícula, ¿no? No importa, vale la pena aclararlo de todas formas. Se trata de un reflejo caracterizado principalmente por la inhalación de aire y un estiramiento de los tímpanos (lo que a veces produce ese ruido raro que habrás oído mientras bostezas), que preceden la exhalación de aire. En los humanos y otros animales, es común que venga acompañado de un estiramiento de los brazos, el cuello, espalada y hombros. Así es: bostezar no es exclusivo de los humanos, sino que también se ha observado de perros, gatos, primates y hasta pájaros y reptiles; ¡incluso es posible que se “contagie” entre especies distintas!

Algunas teorías

Se sabe que bostezar está asociado al cansancio, el sueño, el aburrimiento e incluso el hambre, pero hay otras teorías que intentan explicar otros desencadenantes del fenómeno, y estas son algunas de ellas:

Una ayudita en los temas respiratorios. Se cree que es posible que un bostezo ayude a reducir los niveles de dióxido de carbono en sangre. Cuando uno inhala, el aire que entra contiene oxígeno, que cambiamos en nuestros pulmones por este otro gas que resulta nocivo para nuestra salud.

El manejo de la temperatura. En mamíferos, los cerebros funcionan mejor cuando se encuentran a cierto rango de temperatura, y se cree que los bostezos podrían reducirla y evitar un “sobrecalentamiento”. Una hipótesis similar sugiere que también podría enfriar el cuerpo en general.

Estar alerta. Hay quienes sugieren que bostezar hacer entrar a la persona en un estado de alerta necesario para afrontar obstáculos físicamente exigentes. Los atletas, por ejemplo, bostezan antes de realizar sus proezas deportivas.

Funciones sociales. Está generalmente aceptado que los bostezos cumplen una función social que en nuestro pasado primitivo era mucho más importante. Actualmente, se los asocia a la empatía y las conexiones interpersonales porque cuando alguien dentro de un grupo bosteza, generalmente le siguen varias personas más.

El hecho de que sea un proceso contagioso implica que es un reflejo vestigial, o sea, de orígenes evolutivos. Cuando vivíamos en sociedad más sencillas que se manejaban típicamente en hordas, es posible que bostezar indicara que era necesario descansar para estar alerta y evitar posibles amenazas mortales de depredadores. Así, si un individuo se mostraba débil o fatigado, bostezaba (probablemente involuntariamente) y el resto lo hacía también, de modo que toda la comunidad recibía un mensaje y se detenía a descansar. Es más, ¡apuesto a que en algún momento de la lectura bostezaste, o bien piensas en hacerlo ahora mismo!

Hoy en día, si bien no suele ser necesario estar alerta por si nos come una bestia, lo contagioso del bostezo persiste como muestra de que somos animales sociales, y que hemos evolucionado para cooperar entre nosotros.

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