América Latina vuelve a contemplar su futuro con inseguridad. Después de una década de crecimientos fulgurantes, los grandes países del área sufren un descenso en sus expectativas e incluso algunos como Brasil han entrado en recesión. La crisis del petróleo, el fin del boom de las materias primas y un deterioro en la confianza ciudadana caracterizan los nuevos tiempos. En este horizonte, los sueños de una década áurea han llegado a su fin y, a la hora del balance, muchos se preguntan si América Latina, ese espacio de 605 millones de habitantes y 22 millones de kilómetros cuadrados, aprovechó la oportunidad o perdió el tiempo en los años felices. Ese fue el punto de arranque del foro organizado por el Centro David Rockefeller de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard, con el apoyo de El País y Club de Prensa de NTN24.
El debate, que celebró el lunes pasado en Boston ante un público especializado, fue conducido por el prestigioso periodista y director de Club de Prensa, Juan Carlos Iragorri, y tuvo entre sus invitados al economista venezolano Ricardo Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional y profesor de Economía del desarrollo en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard.
«En la década pasada América Latina tuvo mucha suerte: unos hicieron las tareas y otros no, pero todos se veían muy bien porque tenían el viento a favor. Ahora los aires han cambiado de dirección. Pero aún así, el progreso de América Latina en el largo plazo va a depender de avances estructurales, independientemente de los vientos, y ahí hay una gran diversidad entre países”, dijo Haussman. Su análisis fue compartido por el corresponsal de EL PAÍS en México, Jan Martínez Ahrens, quien destacó que pese a los logros registrados en la zona, sobre todo, en materia de pobreza y consolidación democrática, ha quedado en el aire la pregunta de si se aprovechó lo suficiente la bonanza. En el análisis zonal, Haussman destacó la reversión sufrida a lo largo de estos años en Venezuela, con presos políticos, restricciones mediáticas e intrusiones constantes del Gobierno. En ese sentido, saludó la llegada de Mauricio Macri al Gobierno argentino y su decidida apuesta por la democracia en Venezuela. “A eso lo llamo progreso”, zanjó.
La situación de Colombia, afectada por la crisis del petróleo y en pleno proceso negociación con las FARC, también centró la atención de la primera mesa de debate. “Colombia afronta retos importantes con o sin paz. El desafío fundamental es diversificar sus exportaciones para crecer sin petróleo, eso vale más que todos los estimados de la paz en términos de coste fiscal. Y de la paz, deseo que se dé, pero honestamente no entiendo por qué ha durado tres años este proceso”, indicó Haussman.
En la segunda mesa, participaron el profesor de Harvard Pedro Reina Pérez, el Niemand Fellow Fabiano Maissonave y la analista de Club de Prensa y de EL PAÍS, Muni Jensen. Sobre Venezuela, el brasileño Maissonave recordó que Mercosur ha evitado que el problema sea debatido públicamente y que ha optado por un trabajo de bajo perfil. “Brasil tiene muchos intereses en Venezuela y eso influye”, dijo.
Otro aspecto debatido fue la caída de la popularidad de los gobiernos latinoamericanos. “La década de progreso trajo un crecimiento de la clase media, aumentó el acceso a la educación se generaron mayores expectativas. Su incumplimiento trajo consigo el descontento y se castigó a quien está en el poder”, explicó la diplomática colombiana Jensen. “La metáfora de esta década es la de un maratón, una carrera larga, con corredores rezagados y donde hay que ahorrar energía. Estamos al final de un ciclo y lo que se ve es incertidumbre. Los pueblos se preguntan: ¿y ahora qué viene?”, concluyó el profesor Reina Pérez.
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