El resultado del debate del 3 de diciembre, del cual fue divulgado un resumen el jueves, fue una decisión de ofrecer menos estímulos a los 19 países de la zona económica euro de los que muchos esperaban.
El BCE recortó una tasa de interés y amplió su programa de estímulo de compra de bonos, pero sorprendió a los mercados que pronosticaron una acción más audaz.
Algunos miembros del consejo de gobierno de los 25 más poderosos del BCE consideraron que las preocupaciones acerca de China, un mercado de exportación clave para Europa, «no fueron atendidas».
Desde entonces, la agitación en el mercado de China sólo se ha incrementado, con fuertes caídas en las acciones que ayudaron a arrastrar hacia abajo también los índices en Europa y Estados Unidos. El impacto de la desaceleración de la economía china y los problemas de deuda en la economía mundial en general al contrario de los mercados financieros siguen siendo poco claros.
La decisión del BCE llevó la tasa de depósito para los fondos que quedan en el banco central de los bancos comerciales a menos 0,30% desde menos 0,20%. La tasa negativa es un intento por impulsar a los bancos a prestar dinero en lugar de acapararlo en las instalaciones de depósito del banco central. El BCE también amplió sus 60.000 millones de euros (65.000 millones de dólares) mensuales en compra de bonos gubernamentales y del sector privado a seis meses, hasta marzo de 2017.
El estímulo está orientado a incrementar la inflación, al considerarla muy baja en 2%, y a estimular la economía. El crecimiento está mejorando pero aún es demasiado débil para abatir rápido el desempleo.
El presidente del BCE, Mario Draghi, expresó preocupación porque el lento crecimiento y la agitación financiera en los mercados emergentes como China pudieran dañar la recuperación y retrasar el progreso en aumentar la inflación. La baja inflación es una señal de debilidad económica y puede acabar con el crecimiento y la inversión si permanece inalterable.