Brasil: la economía se vuelve a caer y anuncian un plan de emergencia

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El presidente Michel Temer y su ministro de Hacienda Henrique Meirelles presentaron, este jueves, un plan de emergencia que pretende dar aliento a la malograda economía brasileña. Fue después de que el propio Banco Central anunciara una nueva caída del producto bruto interno en octubre último. Es este el cuarto derrape mensual consecutivo, de 0,48% contra 0,08% en septiembre. La actividad productiva y de servicios solo tuvo, este año, una expansión en abril y otra en julio. Fue esta última suba la que le hizo soñar al jefe del Palacio del Planalto con la posibilidad de un gobierno ordenado y hasta popular.

Ahora, con esas expectativas fracasada, anticipó algunas medidas como la refinanciación de las deudas tributarias que servirán de auxilio para las empresas grandes, medianas y pequeñas, sin caja para atender todas las obligaciones. De allí que la primera variable de ajuste pase en el caso brasileño por dejar de pagar impuestos. Otras que podrían tener impacto en el consumo quedarán sin embargo a estudio del Banco Central, que recién podrá pronunciarse sobre el asunto bien entrado el 2017. Se trata especialmente de la reducción de las tasas de interés cobradas por los bancos y las marcas dueñas de las tarjetas a los usuarios y que llegan a la delirante cifra de 465% anual. Finalmente, pondrían el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social a prestar dinero a las pymes y micro emprendimientos. Esta solución se intentó en gobiernos pasados sin ninguna suerte por la informalidad en la que viven este tipo de negocios.

Según analistas económicos el paquete anunciado “es un juntadero de medidas que tienen poca relación entre sí y con resultados más que cuestionables”. Fue lo que opinó el periodista de Folha de Sao Paulo Eduardo Cucolo. Y añadió “es más un anuncio para reducir la insatisfacción con el comando de la política económica y para aliviar la crisis política”. Este último aspecto lo corroboró el propio presidente Temer en el discurso de lanzamiento: “Estamos tomando decisiones que muestran que este gobierno no para”. También sostuvo que las iniciativas “las estamos adoptando para salir de la recesión que heredamos del gobierno anterior” y con ellas pretenden “aumentar la productividad y combatir el desempleo”.

En paralelo al espacio dado al anticipo del paquete, en un acto donde estuvieron el ministro jefe de la Casa Civil Eliseu Padilha y el presidente del Senado Renan Calheiros (ambos involucrados en las denuncias de coimas de Petrobras), el propio Banco Central indicó que la actividad tuvo una retracción en los últimos 12 meses de 5,29% (contra 3,8% de 2015). Esto explica, en gran medida, las evaluaciones delicadas que realizan las consultoras internacionales sobre el presente y futuro del Brasil. El país está entre las tres naciones emergentes “más vulnerables a una suba del dólar” por cuenta de las decisiones de la Federal Reserve de aumentar la tasa de interés en Estados Unidos. Esto, según el ranking elaborado por el Banco de América Merrill Leynch que toma en cuenta 56 emergentes globales, se debe a “estanflación, déficit fiscal y de cuenta corriente, y sectores con alto endeudamiento”. De nada sirve, para estos análisis, que un presidente y un ministro hablen de “recesión heredada” del gobierno de la ex jefa de Estado Rousseff depuesta por el Congreso el 31 de agosto.

Ni siquiera las instituciones financieras brasileñas que apoyaron el cambio de mando en el país tienen expectativas de un futuro algo mejor. Según el informe de los economistas del Bradesco, uno de los mayores privados nacionales, “la caída observada en octubre respecto de septiembre último nos convence que este cuarto trimestre también mostrará un PBI negativo” y reportan que los malos indicadores se han generalizado a todos los sectores: industria, ventas mayoristas y servicios. En caso industrial el retroceso fue mucho más significativo que la media, con una caída de 1,1% en octubre. En 12 meses, la actividad manufacturera se contrajo nada menos que 8,4%, con lo que se explica en gran medida el aumento voluminoso del desempleo en el país. En este contexto, ni siquiera los “éxitos” parlamentarios pudieron ser disfrutados por Temer y su equipo. En el Senado se promulgó la ley del congelamiento de los gastos públicos, pero en la ceremonia había apenas 10 parlamentarios, con lo cuál solo duró unos minutos. Faltaba ambiente para las celebraciones.

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