Las autoridades de salud de Estados Unidos decidieron adoptar un nuevo enfoque para alentar a los estadounidenses a que utilicen mascarillas: están enfatizando que, según investigaciones recientes, las mascarillas protegen a quienes las llevan puestas.
Previamente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) recomendaban a la gente la utilización de mascarillas debido a la evidencia de que impide a los infectados de coronavirus transmitirlo a otras personas.
Sin embargo, esta semana los CDC publicaron un nuevo texto científico en el que se señala que los portadores de mascarillas también obtienen cierta protección.
La directriz de la agencia no cambió. Sigue recomendado a los estadounidenses que utilicen las mascarillas para impedir la propagación del virus.
“Pero ahora estamos diciendo que aquí hay otra razón” para hacerlo, dijo el doctor John Brooks, director de la unidad de respuesta al COVID-19 de los CDC.
Funcionarios de la agencia fueron influenciados por un estudio reciente de investigadores japoneses que utilizaron cabezas de maniquíes y respiradores artificiales para simular la propagación de partículas de coronavirus por el aire, y evaluar la eficacia de las mascarillas para impedir la transmisión.
El estudio confirmó los resultados de investigaciones previas de que las mascarillas funcionan mejor cuando son utilizadas por una persona infectada que podría propagar el virus tosiendo, estornudando o hablando. La mascarilla bloquea aproximadamente 60% de las partículas de virus que salen de una persona infectada, según el estudio.
Pero los investigadores también encontraron que había un beneficio si una persona no infectada se encontrara en forma desafortunada cerca de una contagiada y que no llevara mascarilla. En este escenario, la cantidad de virus que la persona no infectada inhalaba se reducía en 37%, si usaba mascarilla.
Cuando ambas personas utilizaban mascarilla, el declive en la cantidad de partículas de virus que llegaban a la otra persona era de casi 70%.
El estudio no imitó perfectamente la mayoría de las situaciones del mundo real. Un ejemplo: las cabezas fueron situadas a menos de 1,80 metros (seis pies) entre ellas, y la cabeza exhalante hacía más una acción de tosido frecuente que una respiración ordinaria.
Pero Brooks dijo que otros estudios con situaciones del mundo real dejan entrever el valor de que todos utilicen mascarillas, como uno de clientes en una peluquería en Missouri, otro en un portaaviones estadounidense, y varios más que dieron seguimiento a infecciones y muertes en lugares donde era obligatorio el uso de mascarillas.