Ningún sitio de la tierra es un mejor sinónimo de la búsqueda de la velocidad que el legendario Salar de Bonneville, en el noroeste de Utah.
A menos de dos horas de Salt Lake City, el Bonneville Speedway es completamente plano y duro. Aquí se han establecido más récords de velocidad absoluta que en cualquier otro lugar del planeta.
Historia de los registros de nuevos récords de velocidad
Sir Malcolm Campbell fue la primer persona en establecer un récord mundial de velocidad en tierra en 1935, convirtiéndose en el primer hombre en manejar a más de 300 mph (482,80 km/h). Para 1970, la barrera de las 600 mph (965,60 km/h) había sido hecha añicos.
El último proyecto de la fotógrafa Alexandra Lier, con residencia en Hamburgo, documenta los eventos de velocidad que han tenido lugar durante los meses «secos» entre agosto y octubre, a lo largo de un período de 16 años.
Cada año, las cabezas de engranaje dedicadas y los adictos a la adrenalina de todo el mundo descienden sobre el salar a fin de agregar sus nombres a los libros de récords con sus autos de carreras, streamliners, roadsters, motocicletas y «belly tankers».
«Para mí es un homenaje a las carreras de Salt Lake, las cuales realmente me apasionan», explica Lier. «Amo a las personas y siento en realidad un gran respeto por lo que ellos hacen. Mis fotos muestran la comunidad, los autos y la naturaleza, y espero que las personas puedan sentir algo parecido a lo que se siente estar aquí. Por ejemplo, el paisaje es diferente a cualquier cosa que alguna vez hayas visto… es como un mundo totalmente diferente».
«Se ve como nieve, pero es caliente. Si caminas sobre la sal, esta cruje, pero algunas veces está seca y a veces pegajosa».
Lier visitó por primera vez Bonneville en 1999 para la Semana de Velocidad y ha regresado cada año en busca de la fotografía perfecta: «Es el lugar ideal… aquí tienes la variedad de vehículos, la naturaleza y, además, las personas que son como familia y que realmente aprecian mi pasión».
«Acampo sobre todo allí para poder estar con los competidores y aficionados. Ellos tienen historias tan interesantes».
Sin embargo, fotografiar el Salar de Bonneville puede ser un desafío: «por un lado, es fácil porque el paisaje es tan hermoso y la luz es muy buena, pero cuando el Sol está bajo, obtienes muchas sombras. Cada año que voy, aprendo más y más».
Compitiendo contra los elementos
La siete veces ganadora del récord de velocidad en tierra de motocicleta y de arrancones, Valeria Thompson, empezó a correr en Bonneville en 2006.
En 2014 se le concedió la membresía de por vida al prestigioso Red Hat Club, después de una carrera a 208 mph (334,74 km/h) en una BMW S 1000 RR.
«Bonneville es como estar en la Luna, es en realidad un mundo totalmente diferente. Tranquilo, calmado y curvo… tus ojos solamente están limitados por la distancia», dice Thompson.
«Experimentas grandes extremos en un mismo día, ya sea calor abrasador, aguaceros que convierten la sal en papilla o frías noches que te quitan el aliento. Es un lugar sereno y crudo al mismo tiempo».
Pero, ¿qué se siente andar en motocicleta a una velocidad tan fenomenal en el Salar de Bonneville?
«Todo comienza cuando te acercas a la línea de salida. Empiezas a absorber las expectativas y la emoción de todos».
«Pero, a diferencia de otras formas de carreras de automovilismo, Bonneville es único. No hay competidores en el otro carril. Solo soy yo contra los elementos y los dioses de la velocidad».
«A medida que sube mi velocidad, experimento niveles más profundos de concentración donde dejo en blanco todo menos los próximos 91 metros de sal delante de mi neumático delantero. Durante una de mis carreras en mi BMW S 1000 RR a 200 mph (321,86 km/h), este es un circo loco de emociones protagonizado por la ansiedad, la emoción desatada y adrenalina pura trabajando dentro de mi casco».
«Tengo que mantener una estrecha vigilancia sobre el tablero de instrumentos de datos y el posicionamiento de mi cuerpo durante toda la carrera para lograr la aerodinámica óptima. Mantener el control es siempre un desafío ya que hay poca tracción en la sal y los vientos cruzados pueden variar mucho a lo largo de las carreras, las que varían desde 1,6 hasta 8 kilómetros».
Grandes metas, poco tiempo
El objetivo de Thompson es superar las 300 mph (482,80 km/h) y el de Lier es tomar la foto perfecta, pero ahora el mismo Salar de Bonneville podría bien estar en una carrera contra el tiempo.
Muchos récords de velocidad en tierra en varias categorías y clases de vehículos han sido establecidos en Bonneville a lo largo de los años, pero ahora hay un gran signo de interrogación sobre su futuro pues el Salar está desapareciendo.
Durante los últimos dos años, las condiciones fangosas y la falta de sal han llevado a la cancelación de la Semana de Velocidad, el mayor evento de la temporada. El debate a nivel local es si la causa del agotamiento de los salares es el clima o la explotación cercana.
Hace un siglo, el Salar de Bonneville se extendió aproximadamente 40.468,56 hectáreas. Hoy en día, cubre menos de un tercio de esa extensión. La pista de carreras solía ser de 20,92 kilómetros de longitud… ahora es únicamente de 11,26 kilómetros.
cnn