Estamos cerca de Semana Santa, una de las celebraciones cristianas más importantes y que tiene su origen en la propia Biblia. Quienes escribieron lo que sucedió durante este período, y que hoy aún celebramos y recordamos, fueron los apóstoles Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Lo que se conmemora es todo lo que sucedió durante los días previos y posteriores a la crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo.
El inicio de la Semana Santa comienza como parte de la Pascua Judía, puesto que Cristo fue crucificado, murió y resucitó durante la semana de la Pascua Judía. Para los cristianos, Jesucristo es el Cordero de Pascua del que se habla en el Éxodo, porque fue Cristo el que se convirtió en el sacrificio perfecto y sin pecado, por todos los pecados del mundo.
En un principio fueron los propios judíos que seguían a Cristo los que comenzaron a conmemorar y celebrar este momento durante la semana de la Pascua Judía, pero esto se fue combinando con ritos de primavera paganos alrededor del mundo, mientras la Fe Cristiana se iba extendiendo. La celebración actual es el resultado de la combinación de estos eventos.
El evento culminante de la Semana Santa es La Pascua, que también se conoce como Domingo de Resurrección y allí reside toda la fe cristiana. Para el momento de su crucifixión, Jesucristo ya había cumplido más de 300 de las profecías relativas al Mesías del Antiguo Testamento, siendo la resurrección de entre los muertos la más importante de todas ellas.