El milagro del ‘fracking’ se desmorona en Estados Unidos

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Dos trabajadores conectan mangueras a una tubería en Dakota del Norte.

El nuevo normal en el mercado del petróleo está en los 50 dólares el barril. Es un precio muy bajo, a mitad de camino de lo que se pagaba en el verano de 2014, antes del desplome, y no se espera que suba mucho más. Eso está metiendo presión a las empresas que emergieron en Dakota del Norte y Texas con el renacer energético de EE UU gracias a las nuevas técnicas de extracción como la fracturación hidráulica.

El bautizado como el “milagro del fracking” se desmorona. El número de firmas que se están viendo forzadas a reorganizar sus estructuras o suspender pagos no para de crecer porque no logran efectivo para refinanciar la deuda. El caso más sonado es el de Samson Resources. La compañía fue adquirida hace cuatro años por KKR tras desembolsar 7.200 millones de dólares (6.640 millones de euros), 4.000 de ellos en deuda. Entonces pareció una operación redonda.

De ser una de las petroleras privadas —no cotizadas— más importantes del país, a no poder sostener sus finanzas en una coyuntura en la que caen los ingresos, el beneficio se evapora y las reservas pierden valor. Pero no es la única que lucha por su supervivencia con el barril en el entorno de los 35 dólares. El número de compañías a riesgo de desaparece crece conforme se prolonga la situación. Las más afectadas son pequeñas empresas que hace una década no existían.

La historia se repite en la texana Pro-Stim Services, que nació con la ambición de pegar bocado a la tarta que se repartían gigantes como Halliburton o Schlumberger. Ya tenía dificultad para mantener el margen de beneficio cuando el barril estaba a 100 dólares hace año y medio. Ahora fracturar es menos rentable y el medio centenar de compañías especializadas en esta técnica cierran los pozos más costosos. Eso está provocando los primeros descensos en producción.

Energy Transfer y The Williams, las dos cotizadas, usaron acciones para financiar deuda pasada. Necesitan un repunte en el valor del crudo conforme se equilibre el mercado del lado de la producción y la demanda. Es una situación similar a la que tienen compañías como SandRige Energy, Goodrich Petroleum, Swift Energy, Energy XXI, Halcon Resourcers, Hercules Offshore, Key Energy Services, Basic Energy Services o Seventy Seven Energy.

“El impago de la deuda en áreas relacionadas con las materias primas es inevitable en este ciclo”, advierten desde Deutsche Bank en las presentaciones de 2016. Es algo de lo que advirtió UBS el pasado julio, con el barril a 60 dólares. Standard & Poor’s calcula que tres de cada cinco compañías que en EE. UU. incumplen sus obligaciones con los acreedores son empresas del sector energético, como Patriot Coal.

Wells Fargo acaba de emitir, por su parte, una nota a los inversores en la que alerta de la «tensión» que sufren los valores energéticos por la persistencia del desplome que se está mostrando más profundo, extenso y prologando que los vividos en los últimos 30 años. «Algunas tienen liquidez para sobrevivir el ciclo pero otras se verán forzadas a vender activos o a recapitalizarse», advierte la entidad.

Esta compleja situación está obligando desde hace meses a los grandes bancos como JPMorgan Chase, Citigroup y Bank of America a discutir con sus clientes del sector energético cómo preserva efectivo y les está llevando de paso a recortar los límites del dinero que tanto las compañías de servicios como los productores pueden pedir prestado. El riesgo de impago es cinco veces mayor que hace un año.

La tensión recuerda en el mercado de derivados de Nueva York a la que se vio en los años 1990. Aquel desplome llevó a la fusión de Exxon con Mobil para formar la mayor petrolera del mundo. Los analistas de Bank of America creen «difícil de imaginar» una operación similar. Tampoco ven una concentración hacia las más pequeñas, porque ahora tratan de conservar efectivo para soportar cualquier precio que le dé mercado. «Si se prolongan, responderán», anticipan.

La base de este momento tan turbulento es que se produce más petróleo del realmente se necesita y llevará tiempo ponerlo en línea con la demanda. La reducción de las inversiones en nuevos proyectos o en los menos rentables, indican los expertos, llevará inevitablemente a una reducción de la producción. Lo que tienen claro las petroleras es que es poco probable que vaya a haber una acción colectiva de la OPEP y otros países productores para empezar a equilibrar los precios.

elpais

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