Los días feriados son esperados por miles de trabajadores que aprovechan la ocasión para salir de la rutina, compartir con familiares y amigos o simplemente dormir.
Sin embargo, por la naturaleza de la labor que realizan, otros tantos tienen que trabajar, incluso aquellos días considerados especiales, y que la ley 139-97 otorga condición de no transferibles, entre ellos el día de Navidad.
Policías, vigilantes privados, recolectores de basura, vendedores ambulantes, transportistas, médicos, enfermeros y voluntarios comparten la necesidad de tener que trabajar para que otros descansen.
Muchos dormían a las seis de la mañana cuando Carlos González, un joven de 24 años, se colgaba en la parte trasera de un camión recolector de basura e iniciaba el primer ciclo de recogida.
Una hora después, Anastacio Valdez, un empleado de gasolinera, realizaba los ajustes para el llenado del tanque de los primeros clientes; simultáneamente, Emmanuel Méndez salía de Jimaní con destino a Santo Domingo, cargado de pasajeros y con la misión de regresar ese mismo día.
“Yo salí a buscarme lo mío”, dice González mientras lanza con fuerza desperdicios al camión.
“A nosotros nos pagan por cantidad de basura y mientras no demos tres viajes no nos vamos, porque hay que trabajar”, sentencia con un gesto de satisfacción y dando a entender que no le molesta su condición.
Pero no todos tienen la actitud de González; Andrea, una joven venezolana que está a cargo de un puesto de comida rápida en una plaza comercial, describe como “pésimo” el trabajar el día de Navidad.
“Si no estuviera aquí saldría con mis hijos a algún parque u otro lugar”, indica.
Voluntarios
Un caso excepcional y que rompe los esquemas de resignación y rebeldía en la mayoría de los que laboran en días festivos es el de los voluntarios que brindan servicios de apoyo a través de los organismos de emergencias.
Entre ellos hay médicos, ingenieros, mercadólogos, músicos, amas de casa y hasta familias enteras.
Es el caso del matromonio conformado por Kennedy Ventura y Juana Núñez, quienes llevan más de 14 años colaborando con la Defensa Civil y que involucraron en la actividad de rescate a sus tres hijas.
Para la doctora Johanna Leiva, ser voluntaria no representa ningún sacrificio y ve a sus compañeros como una gran familia.
“Tengo cinco años y no me arrepiento, para muchos es de locos pasar un 25 de diciembre fuera de casa, pero ayudar a salvar una vida te hace sentir un bienestar indescriptible”, asegura la encargada de una de las unidades médicas preventivas.
Los psicólogos dicen que ayudar contribuye a ser agradecido, sentirse útil y eliminar el estrés.
—1— Actividad
A pesar del asueto era fácil adquirir cualquier producto comestible, medicamento o servicio de transporte.
—2— Normalidad
La mayoría de los que trabajan lo asumen como algo normal y que no les afecta en nada.