Repetir la información en el momento siguiente a haberla recibido: ¿y si solamente eso bastara para fijar de modo permanente un recuerdo? ¿Y si solamente eso bastara para engañar a los problemas de memoria?
Una investigación de la Universidad de Sussex, «Consolidation of Complex Events via Reinstatement in Posterior Cingulate Cortex» («Afianzamiento de hechos complejos por medio de la reinstalación en la corteza cingulada posterior»), publicada en el último número de Journal of Neuroscience (Revista de Neurociencia), presenta esa propuesta. Los autores exploraron ese área del cerebro porque se activa cuando se crea un recuerdo, y hallaron que también se activa cuando se lo repite.
La corteza cingulada posterior juega un papel capital en la creación de recuerdos permanentes. No sólo contribuye a recuperar detalles de un hecho, por ejemplo, sino que hace que un recuerdo se integre al conocimiento y la comprensión de una persona, por lo cual el dato se vuelve resistente al olvido.
«Existe una teoría según la cual los recuerdos se mantienen (en lugar de ser olvidados) porque se los reactiva repetidamente», explicó a Infobae el investigador de la Escuela de Psicología de laUniversidad de Sussex, Chris Bird, autor principal del trabajo. «Es probable que los recuerdos se guarden en el cerebro mediante los bits de información que conforman el recuerdo, que se mantienen unidos. Reactivar un recuerdo fortalece esos vínculos y hace menos probable el olvido de esa memoria.»
Sin embargo, advirtió, «sólo tenemos prueba limitada de que esto es lo que realmente sucede en el cerebro, y no sabemos cuáles áreas del cerebro están involucradas».
Cómo se afianza la memoria
Para realizar el estudio se mostró a los participantes 26 videos cortos (de unos 40 segundos) de YouTube. Todos contaban una historia: por ejemplo, «Nasty Neighbours» («Vecinos desagradables»), mostraba a dos hombres que se hacían bromas pesadas. Luego de 20 de los 26 videos las personas contaron con unos 40 segundos para repetir —bien dentro de sus cabezas, mientras les hacían una resonancia magnética, o bien en voz alta— los detalles de la narración que habían visto. Los otros seis videos se mostraron sin ese tiempo o esa consigna.
A las dos semanas, los participantes podían recordar muchos detalles de los videos cuya historia se habían repetido, mientras que de los seis restantes se habían olvidado por completo.
Las resonancias magnéticas revelaron que la corteza cingulada posterior se asociaba a los beneficios de la repetición: según el grado de parecido entre la actividad cerebral en el momento de ver el video y en el momento de repetir la trama, se podía anticipar cuánto se recordaría de los videos una semana después.
—¿Por qué los recuerdos recientes son vulnerables al olvido al comienzo, durante el periodo de afianzamiento?
—Experimentamos muchas cosas todo el tiempo, y la mayor parte de ellas no nos resultan relevantes —explicó Bird—. En consecuencia no es útil recordar en detalle todos los hechos que observamos cada día. Olvidar es un proceso normal que asegura que no nos recarguemos de información. Olvidamos los detalles de los hechos con rapidez, excepto que los hechos sean relevantes para nosotros.
—¿Cómo se interpreta lo que se vio en la experiencia de los participantes, y en las imágenes de las resonancias magnéticas?
—Encontramos que si la gente describe o relata los eventos una sola vez, apenas los ha experimentado, esos hechos no se pierden o se olvidan luego de una semana. Las imágenes de las resonancias magnéticas mostraron regiones del cerebro involucradas en reactivar la memoria de un hecho. En una región —la corteza cingulada posterior— la cantidad de reactivación se correlacionaba con cuántos detalles de los videos podían recordar las personas una semana después.
LOS PARTICIPANTES RECORDARON LOS VIDEOS CUYA HISTORIA HABÍAN REPETIDO
«Sostenemos que estas representaciones combinan tanto la nueva información de hechos y el conocimiento semántico acumulado (o patrones)», se lee en el estudio. «Esto conduce a la creación de representaciones coherentes de recuerdos de hechos vívidos, complejos, que resultan resistentes al olvido, pero de algún modo inflexibles y semánticos en su naturaleza».
Relación con el Alzheimer
Por un lado el trabajo amplía el conocimiento sobre las regiones del cerebro que participan en la creación de recuerdos duraderos. Por otro, el estudio tiene implicaciones en cualquier situación cotidiana que requiera la fijación de una memoria: si una persona es testigo de un accidente o de un delito, por ejemplo, le bastará con repetirse los hechos que vio para poder mejorar de manera significativa su recuerdo de la secuencia de datos.
Por último, el estudio abre otra zona de investigación en una enfermedad por ahora incurable: la corteza cingulada posterior suele aparecer dañada en los pacientes con el Mal de Alzheimer.
LOS ESTUDIOS ABREN NUEVAS ZONAS DE INVESTIGACIÓN CONTRA EL ALZHEIMER
—¿Tiene eso relación con este hallazgo sobre la memoria?
—Es sólo una observación que vamos a investigar en estudios futuros —respondió el doctor Bird.
En este momento, su grupo de estudio lleva adelante nueva investigación sobre cómo estos procesos pueden relacionarse con la pérdida de memoria que es característica de esa enfermedad.
Bird dirige The Episodic Memory Group (el Grupo sobre Memoria Episódica) en la Universidad de Sussex. Se trata de un emprendimiento colaborativo de distintos especialistas del campo de la psicología y la neurociencia que trata de comprender cómo los humanos recuerdan cosas, cómo el procesamiento en diferentes partes del cerebro es la base de distintos tipos de memoria, por qué el daño cerebral puede causar problemas de memoria, cómo influye el conocimiento general el modo en el que las personas recuerdan cosas específica y qué clase de cosas se pueden aprender cuando se tienen problemas severos de memoria, entre otras cuestiones.
infobae