La ‘descubanización’ de Venezuela

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Mientras Nicolás Maduro siga al frente del Gobierno, el repliegue cubano de Venezuela es improbable pero si cae en el referendo revocatorio pretendido por la oposición, esa posibilidad quedaría abierta. Más de 30.000 profesionales cubanos de la salud, deporte y otros sectores, entre ellos los servicios de inteligencia y los cuerpos de seguridad del Estado, trabajan en el país petrolero desde hace muchos años. La creciente “cubanización” de Venezuela fue denunciada como pérdida de soberanía nacional por la oposición desde que Fidel Castro y Hugo Chávez decidieron el intercambio de petróleo por asesores y otros convenios.

Si se concreta o no su salida de Venezuela dependerá de qué ocurra en las elecciones presidenciales posteriores a la eventual salida de Maduro; también de la opinión de Washington al respecto, que tratará de influir en la oposición para que no interfiera con brusquedades en el proceso de normalización con Cuba, que este año coincide con las presidenciales de Estados Unidos de noviembre y las discrepancias de demócratas y republicanos sobre cómo abordar las relaciones con Venezuela y Cuba.

El “argumento americano” permitiría a la oposición moderada vender ante la opinión pública una permanencia negociada de parte de los cubanos, fundamentalmente médicos, enfermeros, técnicos de laboratorio y asesores en deportes, después de la caída del chavismo. Este sería el etiquetado de venta: “EEUU está normalizando su relación con Cuba, no vamos nosotros a ir contracorriente aunque sigamos teniendo diferencias insalvables con La Habana”. Obviamente, harían las maletas los especialistas en asuntos políticos y de inteligencia.

El destino de la cooperación dependerá en buena medida de qué sector de la oposición se imponga en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y en la Asamblea Nacional, radicales o moderados, y de quien sea el candidato presidencial de la oposición, en el caso de que se presente unida en la previsible hoja de ruta. Si gana Henrique Capriles, la conciliación es posible.

Hay también una realidad insoslayable: todo el sistema de salud de las clases pobres, por encima del 55% de los 31 millones de venezolanos, lo sostienen los cubanos. Sus ambulatorios y hospitales permanecen abiertos en los arrabales de Caracas y de otras ciudades. Antes de su desembarco, los consultorios privados en los arrabales eran prácticamente inexistentes. Si los cubanos salen se desploma el sistema de salud de los sectores mendicantes. Hoy por hoy, Venezuela no tiene reemplazo para el personal isleño.

La oposición tiene que hilar fino en ese y otros asuntos porque aunque su triunfo fue histórico, los números son reveladores de una realidad movediza: en las presidenciales del 14 abril de 2013, Maduro obtuvo 7.586.251 votos y Capriles, 7.361.512; en las parlamentarias del domingo, los chavistas sumaron 5.615.300 y la oposición, 7.720.578. La oposición ganó 359.066 votos y el chavismo perdió 1.870.951. Conclusión: la clave no es tanto el crecimiento de la oposición como la abstención del chavismo, harto de la colas y de la incompetencia gubernamental.

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