Líderes de la oposición interna cubana acogieron hoy con apreciaciones entre el “regocijo” y el pesimismo el anuncio realizado hoy por el presidente de EE.UU, Donald Trump, que revierte gran parte de la política de normalización de relaciones con la isla impulsada por su antecesor, Barack Obama.
Berta Soler, una de las fundadoras del grupo disidente Damas de Blanco, dijo a Efe que el nuevo giro en la política de normalización de relaciones de EE.UU. con la isla “nos llena de regocijo” y demuestra que el Gobierno de Trump conoce bien a la oposición interna en Cuba y la represión que sufre”.
El presidente estadounidense retó hoy al Gobierno de Cuba a negociar “un mejor acuerdo”, dio por “cancelado” el marco acordado entre Obama y Raúl Castro para normalizar las relaciones bilaterales y condicionó “cualquier cambio” en su postura hacia Cuba a “avances concretos” hacia objetivos como las elecciones libres y la liberación de presos políticos.
“Esperábamos estas medidas y las nuevas condiciones que el Gobierno de EE.UU. tiene que poner a las relaciones con el régimen cubano, que nos golpea y al que nadie le ha puesto freno porque lo que hizo Obama fue darle luz verde y legitimarlo”, declaró Soler vía telefónica desde la sede de las Damas de Blanco en La Habana.
Soler, uno de los rostros más conocidos de la disidencia cubana, dijo que las decisiones anunciadas por Trump “son una forma de llevar a Cuba a una democratización, que depende de los cubanos, pero creo que tenemos el derecho de contar con el apoyo del Gobierno de EE.UU. que siempre ha querido la libertad para el pueblo de Cuba”.
Asimismo insistió en señalar que sus peticiones fundamentales son la libertad de los presos políticos, el cese de la violencia con la disidencia y más libertades y respeto a los derechos humanos de los cubanos.
La líder de las Damas de Blanco consideró que las nuevas medidas de Trump “van a beneficiar a la sociedad civil cubana” porque “el dinero que reciben producto de los negocios con las Fuerzas Armadas (de la isla) es para reprimir y no para mejorar la vida del pueblo de Cuba”.
Soler que estaba invitada a asistir al acto que presidió Trump en Miami, también contó que las autoridades le impidieron embarcar ayer en el aeropuerto habanero con el argumento de que tiene una “limitación de salida” de salida del país, supuestamente por el impago de una multa notificada en septiembre del año pasado. Otra opinión sobre la nueva política propuesta por el magnate neoyorquino Donald Trump hacia la isla tiene el disidente Manuel Cuesta Morúa, de la organización Arco Progresista.
“Me parece una mala noticia para la promoción de la democracia en Cuba y también una mala noticia para los cubanos en general el regreso a una política fracasada que es regresar al fracaso, para intentar que se respeten los derechos humanos en Cuba y la democracia”, declaró a Efe Cuesta Morúa.
Para Cuesta, en un mundo tan complicado en términos democráticos “pensar que el aislamiento de un gobierno pueda impulsarlo a hacer cambios positivos en favor del respeto a los DD.HH. y la democracia es no leer lo que está sucediendo en el mundo actualmente”. A su juicio, lo “más sabio” hubiera sido “continuar los intercambios con la sociedad cubana en una lógica de ganar y no de volver a la lógica de supuestos ganadores y perdedores reales en la que siempre ha perdido el pueblo cubano”.
Cuesta, promotor de una iniciativa que busca impulsar el movimiento ciudadano para encaminar una transición democrática en el país caribeño, cree que “no debería limitarse de ninguna manera la visita de ciudadanos estadounidenses (a Cuba), algo que ha beneficiado más al sector privado que a las empresas militares”.
Se mostró partidario de mantener el intercambio “cada vez más constante entre los ciudadanos cubanos y norteamericanos a través del sector privado que es más rentable y mucho más atractivo y genera más valor añadido que los hoteles controlados por los militares”. Asimismo advirtió que si se regresa al conflicto de la “Guerra Fría” se estaría restableciendo esa “coartada” que había estado desapareciendo del imaginario de los cubanos, y la defensa de los DD.HH. y la democracia en Cuba no se beneficiarían.