Los precios crecieron en Brasil un 10,7% en 2015. Se supera así ampliamente el límite que en enero se puso como meta el equipo económico del Gobierno de Dilma Rousseff, el 6,5%. Es la tasa acumulada más elevada desde 2002 (cuando ascendió al 12,53%), según ha informado este viernes el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. En 2014, la inflación oficial fue del 6,4%. Un dato más que muestra hasta qué punto la crisis económica que atraviesa el país es grave, con un retroceso previsto del PIB de entre el 2% y el 2,5% en 2015. Todo ello, con el país inmerso en una crisis política que tiene casi paralizado al Gobierno y al Congreso.
Con todo, el dato de inflación es particularmente lacerante, ya que hace que los brasileños recuerden los duros años de inflación disparada, en los que con el salario recién cobrado se iba a primeros de mes al supermercado a comprar todo lo necesario para el mes. Ahora la situación no llega a tal extremo, pero el año pasado los brasileños pagaron más caro todo. En 2015, el consumidor pasó a pagar más en todos los grupos de productos y servicios que componen el coste de la vida, especialmente en el caso de los gastos relativos a la vivienda, que subieron un 18,31%, según explicó el instituto estadístico. En el caso de los alimentos la subida fue del 12,03% y en el transporte, del 10,2%.
Menos de lo esperado
Es la primera vez desde 2003, el primer año del expresidente Lula da Silva en el Gobierno, que la inflación oficial ha superado el límite establecido por el Consejo Monetario Nacional. A pesar de la subida, la inflación ha sido inferior a lo que preveían los analistas, que pronosticaban un aumento del 1,05% en diciembre, alcanzando un aumento del 10,77% en 12 meses, según el panel de Reuters.
El aumento de los precios de los alimentos ha sido generalizado, pero algunos productos que forman parte de la alimentación diaria de los brasileños han aumentado exponencialmente.