Wharmby se atiborraba de comida chatarra: hamburguesas, pizzas y emparedados de tocino. Todo ello regado con ocho latas de bebida energizante. Como eso no alcanzaba para desarrollar sus músculos como esperaba, se inyectaba esteroides. Pronto se convirtió en una masa de músculos. Pero hace cinco años y medio algo comenzó a funcionar mal y los médicos le diagnosticaron un tumor en el hígado.
La lucha de este joven británico duró cinco años y medio. Cuando murió tenía 39 años. «Hay unarelación directa entre el exceso de esteroides y la muerte del señor Wharmby», dijo la médica forense Lisa Hashmi, citada por el Daily Mail. Para Hashmi, es posible probar que los la causa de los tumores en el hígado de Wharmby fueron los anabólicos.
HAY UNA RELACIÓN DIRECTA ENTRE EL EXCESO DE ESTEROIDES Y LA MUERTE DEL SEÑOR WHAMBRY
Cuando los médicos descubrieron su cáncer le ofrecieron quimioterapia y un trasplante de hígado, pero él optó por la medicina natural. «Me negué desde el primer día. La razón principal por la que elegí lo natural por lo artificial fue porque quiero vivir. Yo no quiero morir», dijo.
En el primer año, su apuesta fue un éxito y el tumor desapareció. Sin embargo, su trabajo como entrenador lo devolvió una vez más a los viejos hábitos. Hasta que en 2013 se desplomó fuera del gimnasio donde trabajaba. En noviembre de 2014, ya estaba «conectado a cada máquina imaginable», contó, y los médicos le dieron tres meses de vida. El tumor ya era demasiado grande para operar.
«Me ofrecieron quimioterapia, pero los médicos básicamente dijeron que ya no tenía sentido», explicó. Wharmby volvió entonces a su régimen saludable. Incluso recibió la visita de un médico londinense experto en medicina natural. Pero el cáncer ya había avanzado demasiado. En julio murió.